El camino del éxito

Un vídeo para la reflexión y el aliento, para generar más ganas de seguir luchando, para seguir abogando por el cumplimiento de nuestros sueños, nuestros anhelos, nuestras ilusiones,…
Entre mis actividades como voluntaria de Cruz Roja, también está la asistencia a cursos como alumna, como el que he estado recibiendo los últimos tres lunes para el próximo proyecto de apoyo humano que se llevará a cabo en Cruz Roja Salamanca. 
El último de los talleres que veíamos era el de motivación. Para motivar no hay nada como repetirse unas cuantas veces cuáles son tus objetivos, escribirnos frases positivas, de ánimo y comenzar el día con una sonrisa que contagia a toda persona que se cruce en nuestro camino.
Este vídeo que comparto es uno de los que vimos al finalizar el taller (curso de preparación de las monitoras para los talleres que se desarrollarán próximamente) y me parece estupendo. Creo que me puede servir también para mis talleres de empoderamiento con mis chicas de Generando Igualdad y, por supuesto, para mí.
Os lo dejo para que, en estos días que voy a estar algo perdida del mundo tecnológico, reflexionéis y penséis cómo de duro está siendo vuestro camino para alcanzar el éxito.
Y recordad… hay que sonreír siempre.
 

Diferencias

Éstas deberían ser las únicas diferencias, graciosas, que existieran entre los hombres y las mujeres.
Ójala no tuviéramos que tener un día la mujer, para recordar al mundo que existimos y que luchamos por obtener los mismos derechos que los hombres.
Deseo que todos los días sean el día de la mujer, y del hombre, y del niño y la niña… todos los días deberían ser el día de la persona, sin distinción, sin discriminación. 

Y sin embargo… te quiero

CUANDO HABLO DE AMOR

No hablo de estar enamorado cuando hablo de amor,
no hablo de sexo cuando hablo de amor,
no hablo de emociones que sólo existen en los libros,
no hablo de placeres reservados para los exquisitos.
No hablo de grandes cosas.

Hablo de una emoción capaz de ser vivida por cualquiera,
hablo de sentimientos simples y verdaderos,
hablo de vivencias transcendentes pero no sobrehumanas,
hablo del amor tan sólo como querer mucho a alguien.

Pero, ¿qué estamos diciendo cuando decimos “Te quiero” ?
Yo creo que decimos: “Me importa tu bienestar”.
Nada más, ni nada menos.

Cuando quiero a alguien, me doy cuenta de la importancia
que tiene para mí lo que hace, lo que le gusta y lo que le duele “Te quiero” significa, pues, me importa de ti;
y “te amo” significa me importa muchísimo.

Y tanto me importa que, cuando te amo, a veces priorizo
tu bienestar por encima de otras cosas que también
son importantes para mí.

Esta definición conducirá a la plena conciencia de dos hechos: no es verdad que te quieran mucho aquellos a quienes no les importa demasiado tu vida, y no es verdad
que no te quieran los que viven pendientes de lo que te pasa.

Repito: si de verdad me quieres: ¡te importa de mí!
Y por lo tanto, aunque sea doloroso aceptarlo,
si no te importa de mí, será porque no me quieres.

Esto no tiene nada de malo, no habla mal de vos que no me quieras, solamente es la realidad, aunque sea una triste realidad.

Hay muchas cosas que yo puedo hacer para demostrar, para mostrar, para corroborar, confirmar o legitimar que te quiero, pero hay una sola cosa que yo puedo hacer con mi amor, y es quererte, ocuparme de vos, actuar mis afectos
como yo los sienta. Y como yo lo sienta será mi manera de quererte.

Tú puedes recibirlo o puedes negarlo, puedes darte cuenta
de lo que significa o puedes ignorarlo supinamente.

Pero esta es mi manera de quererte, no hay ninguna otra disponible.

Querer y mostrarte que te quiero pueden ser dos cosas distintas para mí y para ti. Y en estas, como en todas las cosas, podemos estar en absoluto desacuerdo sin que necesariamente alguno de los dos esté equivocado.

Cuando alguien te quiere, lo que hace es ocupar una parte de su vida, de su tiempo y de su atención en ti. Cuando alguien te quiere, sus acciones dejan ver claramente cuánto le importas.

Yo no creo que el amor sea un espacio de sacrificio.
Yo no creo que sacrificarse por el otro garantice ningún amor, y mucho menos creo que esta sea la pauta que reafirma mi amor por el otro.

El amor es un sentimiento que avala la capacidad para disfrutar juntos de las cosas y no una medida de cuánto estoy dispuesto a sufrir por ti, o cuánto soy capaz de renunciar a mí.

A medida que recorro el camino del encuentro, aprendo a aceptar que quizás no me quieras.

El afecto es una de las pocas cosas cotidianas que no depende sólo de lo que hagamos nosotros, ni exclusivamente de nuestra decisión, sino de que, de hecho, suceda. Sucede o no sucede, y si no sucede, no hay manera de hacer que suceda, ni en mí ni en ti.

Si me sacrifico, me mutilo, y cancelo mi vida por ti, podré conseguir tu lástima, tu desprecio, tu conmiseración,
quizás hasta gratitud, pero no conseguiré que me quieras,
porque eso no depende de lo que yo pueda hacer.

No sólo no podemos hacer nada para que nos quieran,
sino que tampoco podemos hacer nada para dejar de querer.

JORGE BUCAY

ADAVAS

Desde enero de este año 2014, imparto en ADAVAS talleres de prevención de la violencia de género, igualdad y abusos sexuales a menores, tanto en colegios como en institutos.
Estos talleres me hacen ver el trabajo tan enorme que tenemos que realizar con nuestros niños y con nuestras niñas porque, desgraciadamente, estamos volviendo a mentalidades de hace muchos años atrás; mentalidades que no abogan ni promueven la igualdad entre las personas, sino las desigualdades entre hombres y mujeres y donde los problemas se solucionan a base de guantazos, literalmente, o metiéndonos con la otra persona. La desigualdad se ve como algo normal, generalizado. La juventud no se cuestiona nada.
Como ya habéis podido comprobar, me gusta trabajar con canciones, pues hacen que los talleres, las clases, … sean mucho más amenas. Esta canción de Manuel Carrasco, aún no la he utilizado en ningún taller, de momento. Esta canción transmite el mensaje de que nadie debe amedrentarnos en nuestros sueños, en nuestras ilusiones. Nadie nos debe decir qué debemos hacer, cómo lo debemos hacer, etc. imponiéndonos su opinión y su criterio.
 
En estos talleres en distintos colegios e institutos de Salamanca, me he dado cuenta que las chicas vuelven a esa posición casi sumisa en la que callan por miedo a las represalias, por temor y los chicos se meten precisamente por ello: por hablar y por no hablar.
Muchas veces somos nosotros/as mismos/as quienes nos ponemos límites a nuestras capacidades y nuestras cualidades o hacemos como el «elefante encadenado» del cuento de Jorge Bucay, aprendemos que no podemos hacer las cosas y nunca más volvemos intentarlo. 
En estos casos, en estos momentos, no podemos olvidar la frase que Will Smith, en la película «En busca de la felicidad«, le dijo a su hijo: 
Sigamos luchando por nuestros sueños, no dejemos que nadie nos impida luchar por ellos, porque sólo yendo paso a paso, ya sabéis, conseguiremos llegar… A LA LUNA. 

Cantándole a la vida

En esta tarde de miércoles, pasada la nevada matutita que ha dejado nuestras carreteras, nuestros campos blancos, nos debemos detener a pensar que es aquello que Ana no logra ver. Porque, quizás, ella no sea capaz de verlo, pero nosotros/as no podemos apartar la vista y mirar hacia otro lado y pensar que eso no va con nosotros/as, sino que tenemos que ser conscientes de la importancia de participar y de ayudar a las personas que no ven que se encuentran dentro de una situación que las destruye poco a poco. 
Por todas esas mujeres que quedaron en el camino, por aquellas que continúan luchando, por las que salieron y son supervivientes, por todas, sin distinción alguna… Por todas ellas. «Lo que Ana no ve» (Revólver)

Formulando

En el mes de noviembre, más o menos, desde la empresa de formación TFormas, me ofrecieron un nuevo reto: elaborar e impartir un curso sobre distintos tipos de violencia que pueden tener como víctimas o partícipes a la juventud e infancia. Sería un curso que se impartiría al profesorado de un instituto de educación secundaria de Alba de Tormes.
Así que, un poco por compromiso con el administrador de la empresa (y amigo) y otro poco-mucho porque me atraía la idea, me dispuse a no tener «vacaciones» en el puente de la Constitución y, mientras todo el mundo disfrutaba de unos días de descanso, yo me dedicaba a elaborar el curso para ser impartido unos días más tarde.
Creo que tuvo un buen resultado. Yo al menos estoy contenta con la elaboración y el desarrollo. Si bien es cierto que las horas presenciales se me quedaron cortas, quiero creer que el objetivo se cumplió.
Desde aquí quiero dar las gracias a Amílcar G. Pola por ofrecerme esta oportunidad y comprobar que realmente la docencia me gusta.