No es no.
Si yo quiero algo, lo pido. Si me da vergüenza, me callo y luego me estoy reconcomiendo por dentro por no haberlo pedido, por haber dejado que la vergüenza se adueñe de mi poder de decisión.
Pero cuando digo no, es no.
Un no firme, decidido, sin titubear, sin poner ojitos, sin usar un tono de guasa, de broma. Si digo no, es no, por mucho que tú quieras pensar otra cosa o te apetezca algo distinto a lo que yo te he respondido.
Si me visto con una minifalda, si estoy de fiesta y me he tomado una copa, si tonteo con quien me corresponde, si estoy feliz y lo demuestro cantando por la calle, si estoy en clase y me quito la chaqueta porque tengo calor, si se me transparenta el sujetador, si nuestras miradas se cruzan en la calle, si me acerco a ti en el transporte público para dejar pasar a otra persona, si estoy hablando contigo y te toco la mano, si me pongo un vestido de fiesta, si se me desliza el tirante de la camiseta por el brazo, si me pongo el bikini para ir a la playa o a la piscina, etc. no quiere decir que esté pidiendo a gritos, que esté provocando al personal para que me toque si yo no quiero.
Me arreglo para gustarme a mí misma, para sentirme bien conmigo misma, no lo hago por nadie más. Si le gusta al resto de personas, me alegro, bien por mí y bien por ellas. Pero no estoy incitando a que me manoseen, a que me persigan, a que me increpen por la calle, a que me lancen «piropos» groseros y fuera de lugar y de tono, a que me incomoden y tenga que abandonar el lugar para dejar de sentirme así,… por el mero hecho de ser mujer.
Dejaré que me coma a besos quien yo decida, quien yo elija y me elija a mí, a quien yo prefiera y me prefiera a mí. Será una decisión bilateral, pero nunca unilateral. No dejaré que me atemoricen, que me amenacen, que me acobarden y no pueda salir de casa por lo que pueda pasar. No dejaré de disfrutar del fresco de la noche, de la compañía de mis amistades y familia fuera de mi casa, no dejaré de ir de compras o al cine, sólo porque haya unas personas que se sientan con el poder de hacer lo que les dicte su «instinto» sin tener en cuenta la opinión de la otra persona. Nadie tiene que someter a otra. Nadie es más que nadie. Nadie domina.