Normalmente, los recordatorios que te envía Facebook te hacen evitar varios apuros: que se te olvide una cita a un evento cultural, que no recuerdes felicitar a algún familiar o amistad cercana… Cosas de este estilo.
A veces, incluso, te hacen unas composiciones «muy chulas» de recuerdos fotográficos que, desde la aplicación, creen que te gustaría recordar y volver a compartir.
¡Qué considerado es Mark (y su equipo de trabajadores y trabajadoras)! ¡Cómo se preocupa de tener contenta a las personas que usamos Facebook!
Esta mañana, cuando me he despertado, como siempre, he quitado el «modo avión» del móvil y he dejado que las diferentes notificaciones entren y entren y entren…
He seguido con mi rutina matinal que incluye el volver a pensar que podía ser domingo.
He regresado a la habitación, he cogido el móvil y ahí estaba la notificación de Facebook. Pero el recuerdo de hoy no era alegre, emotivo… Al contrario, era uno de esos recuerdos que duelen en el alma, aunque hayan pasado ya algunos meses.
Hoy hubiese cumplido 70 años «el piojoso». Este hombre cabezón, con genio a más no poder, pero cariñoso, atento, con manos como las de su padre (mi abuelo) que te transmitían todo el cariño y el amor que te sentía y que comenzaron a trabajar la piedra como antaño hacía su padre.
Hoy Facebook es cruel porque me recuerda que no podré llamarle y no podré escuchar su voz metiéndose conmigo, con ese tono de voz tan característico, y llamándome «piojosa», para luego ponerse serio y empezar a preguntar cómo estoy (realmente) y cómo está su hermana, de verdad de la buena, sin endulzar. No volveré a escuchar la pregunta que siempre me hacía: ¿y cuándo vienes a Madrid, hija?
No, ya no podré escucharle, mantener esas conversaciones largas y profundas con él, ya no le podré escuchar sus anécdotas presentes y pasadas, ya no me contará sus planes de viajes, de cuando venga a Salamanca…
Nos lo quitaron demasiado pronto. Y, aunque tuvimos meses de aviso para prepararnos, no pudimos hacerlo, porque no te puedes preparar para la marcha de alguien joven.
Hoy es día para el recuerdo. Para dejar escapar las lágrimas, pero para que vuelvan a la mente todos esos buenos momentos vividos a lo largo de los años. Y dar las gracias por esas vivencias, por compartir tanto, aunque siempre nos parezca poco.
Hoy, odio Facebook.