Un beso en la frente

De nuevo os traigo una recomendación literaria que trata un tema muy específico: la violencia de género.
 
Tengo que reconocer que, cuando leí la noticia de que una profesora de Economía Financiera de la USAL había escrito este libro con ilustraciones de Pilar Vega, tenía reticencias de que fuera capaz de transmitir lo que se vive, de no caer en el morbo y el sensacionalismo.
 
Lo tenía como «pendiente» para hojearlo y si me gustaba lo que veía y leía, que lo dudaba, de verdad, quizás, comprarlo.
 
El libro cayó en mis manos sin quererlo ni esperarlo. En media hora estaba acabado. Sentada en el sofá del salón de mi casa, cómodamente, todo en silencio, comencé a leerlo y me sorprendió muy muy gratamente. 
Como dijeron en su presentación, es un libro muy muy duro (alguna lágrima se me escapó, no puedo evitarlo). No sé si decir que específicamente enfocado a la población juvenil, yo creo que, menos para la infancia, desde los 14 años es un libro que se puede leer, se hace «ameno» (todo lo ameno que puede ser leer sobre la violencia de género) al tener las ilustraciones (en blanco y negro).
Te narra los sentimientos de una mujer víctima de violencia de género, la lucha, o no, por salir adelante, los miedos ante la posibilidad de que su hija, su única hija, vuelva con su padre, la inquietud y miedo de la abuela, la fuerza que tiene ésta hasta el último momento de luchar y defender a su hija y de como, al final, como siempre, se revictimiza a la víctima, teniendo que ser ella quien abandone su vida para poder tratar de ser feliz e iniciar de cero.
 
Ya os he recomendado otros libros que tratan este tema, cada cual es distinto, enfocado desde la infancia con Nata y Chocolate http://conseguiremoslaluna.tformas.com/2015/01/recomendacion-literaria-infantil-sobre.html hasta la juventud con Desnuda http://conseguiremoslaluna.tformas.com/2015/04/desnuda.html
Cualquiera de estos tres es bueno en su género, pero debo decir que me gusta más cómo se trata el tema en Desnuda y en Un beso en la frente.
 
Disfrutad de la lectura. 
 

Literatura infantil diversa

Hace mucho tiempo que no os recomiendo literatura. La verdad es que últimamente no tengo tanto tiempo como antes para leer, pero algún huequito saco, aunque sean 5 minutos mientras nos sentamos a comer o cuando estoy esperando en la sala de espera del médico o en los fines de semana mientras me tomo la primera infusión de la mañana. La lectura siempre me acompaña y siempre recomiendo libros, incluso a quien ha perdido el hábito de la lectura. Lo sé, puedo resultar muy pesada.
Bueno, pues llegadas estas fechas, yo soy de las que piensa que regalar algún libro no está nada mal. Por este motivo, hoy os traigo una serie de cuentos/libros con una temática muy particular: hablan de la diversidad familiar. Porque ya no es como hace unos años que la familia estaba compuesta por papá y mamá, sino que las familias son bastante más diversas, existen muchas «combinaciones» y no por ello son peores. 
La sociedad está cambiando, evoluciona y las formas de familia también: familias monoparentales, familias con dos mamás o dos papás, familias con papá, mamá, los abuelos, familias donde el papá y la mamá son amigos, etc. etc. 

Muchas veces nos resulta muy difícil explicar los motivos por los cuales las familias son distintas. Para eso tenemos los libros, los cuentos. Ya lo he dicho muchas veces: los cuentos nos sirven para pasar ratos divertidos viviendo aventuras, formando parte de historias fantásticas, dramáticas, cómicas; pero también son herramientas para la educación y el aprendizaje, nos sirven de ayuda para explicar conceptos, situaciones que, de otra manera, seríamos incapaces de hacer comprender a nuestras/os peques.

En el siguiente link se os muestra 25 cuentos que nos hablan sobre la diversidad familiar. Obviamente no me los he leído todos, pero no tardaré, seguramente, si los encuentro en alguna biblioteca.

Camino…

Camino por la calle, cabizbaja, con la mirada perdida, sumida en mis pensamientos más profundos. No tengo frío, pero me abrigo, buscando protección en esa bufanda que me subo hasta la nariz. Buscando una protección que parece que no encuentro en otro lugar. Veo gente a mi alrededor, pero no reconozco a nadie porque no miro a nadie en concreto. Yo confiaba. Confiaba en ellas y me han defraudado. Les conté lo más íntimo, lo más doloroso y lo han vuelto en contra mía. Ahora, ¿en quién voy a confiar?
Camino. No es necesario que mire por donde voy, porque me sé la ruta. Mis pies me llevan sin dudar. Soy una autómata mientras ando por estas calles que me han visto crecer, jugar, reír, correr… Pero también han sido testigos de mis lágrimas, de mi soledad, de mi miedo, de mi dolor…
Ha sido una mañana dura, intensa. Se me han removido cosas por dentro que llevaban tiempo tranquilas, pero hoy… No he dicho nada. No he abierto la boca. No he compartido ninguna de mis inquietudes, de mis miedos, de mis experiencias. ¿Para qué? No necesito que lo sepa todo el mundo, ya murmuran suficiente a mis espaldas como para darles más carnaza. Pero hoy… hoy hubiese gritado como la chica del cortometraje que he visto. Pero mucho más fuerte. Para que me oiga todo el mundo, para que nadie se quede impasible ante mi grito, para que todas las personas sean conscientes del dolor que llevo guardando tanto y tanto tiempo. Hubiese gritado hasta que mis pulmones se hubiesen quedado sin aire, hasta que las lágrimas que invaden mi alma y llenan mis ojos, se hubiesen desbordado. Hasta que todo el mundo que está a mi alrededor se hubiese volteado para mirarme, hasta que se hubiesen dado cuenta de que existo, de que mi dolor también puede ser el suyo.
¡Hipócritas! ¡Embusteros! 
Todo el mundo lo es. Enseguida hablan, se atreven a opinar, dan su punto de vista, pero cuando tienen que pasar a la acción son unos cobardes. Todas. No se libra ninguna persona.
Queda muy bonito hablar en clase, en la calle, pero luego,… ¡Cobardes! Me dejáis sola. Nos dejáis solas porque os da miedo implicaros, involucraros, ayudar.