La casa de sus sueños

En todos estos años por mi vida, como por la de cualquier persona, ha pasado mucha gente, buena, mala, regular,… pero de toda ella se puede aprender y sacar algo positivo.
Ya he comentado en otro post mi afición por los cuentos. De todo el mundo (mi familia y amistades) es conocida mi afición por la lectura que he ido cultivando en mí y en mi hija. He aprendido a amar los cuentos, a sacarles todo el jugo posible y en transformarlos a una herramienta de enseñanza.
En primer lugar, Juan Carlos Di Pane Sánchez, gran amigo, creador, artista, me dio la oportunidad de empezar a contar cuentos en Cruz Roja por medio del curso de «Cuentacuentos Interculturales», una forma de acercar las distintas culturas a las personas residentes en Salamanca. Grandes cuentos aprendí y conté con él, y, espero, seguir contando.
Como soy «culo» inquieto y no paro de estudiar, aprender y absorver enseñanzas de otras personas, se cruzó por mi camino Roberto García Encinas, dramaturgo y profesor de teatro. Ya lo he contado en otro post, pero el curso de Narración Oral impartido por este profesional y, ya, amigo, me dio más alas para seguir contando cuentos.
Como por pedir que no quede, y ante la inminente llegada de diversos talleres en los que tenía que hablar sobre agresiones sexuales, igualdad y violencia de género, le pedí a Roberto, si podía, un texto que hablara sobre esto último.
Lo creó, lo redactó y lo publicó en una revista cultural con la que colabora. Yo no lo pude utilizar en mis sesiones porque el público era bastante difícil, pero no quiero dejar de compartirlo ahora, debido a la reciente publicación de un informe a nivel europeo sobre la violencia de género, como consecuencia de las distintas informaciones y noticias conocidas en los últimos días de muertes de mujeres. 
El mensaje puede ser claro y, a la vez, complicado de llevar a cabo, pero no podemos olvidar que los hombres y las mujeres somos iguales, que nadie se encuentra en un plano de superioridad en relación con la otra persona y que, cuando la relación está llena de violencia podemos comenzar diciéndole que… «si quieres Fairy, ya sabes dónde está el supermercado».

La casa de sus sueños

Publicado el 11/01/2014 por Roberto García Encinas en Literatura, Relatos beves 
La casa de sus sueños
– ¡Vaya! ¡Se ha acabado el Fairy!
Bueno, al fin y al cabo daba igual. Abrió el grifo y echó un chorrito en el envase. Eso le daría suficiente espuma para fregar las dos tazas del desayuno, el plato de las tostadas y la cafetera italiana que su madre les regaló el día de la boda.
Armando acababa de marcharse a trabajar a la fábrica. Como siempre llegaba tarde porque le encantaba hacerse el remolón en la cama. Le había dado un beso y, como todos los días, le había recordado lo mucho que la quería y lo afortunado que era teniéndola a su lado. Verónica sonrió amargamente mientras secaba sus manos con un trapo de cocina.
Se dirigió al salón y se encendió un Chester mientras miraba aquel salón tan iluminado que tanto le había gustado cuando el agente inmobiliario les enseñó la casa ( Aquí van a tener luz todo el día. Y miren, miren que vistas) . Había tantos recuerdos entre esas paredes: El primer año nuevo juntos, las visitas de su madre, las noches de los sábados viendo películas y comiendo palomitas de microondas, las patadas mientras ella trataba inútilmente refugiarse en el suelo, entre el sofá y uno de los sillones…
Apagó el cigarrillo y fue hacia el cuarto de baño. Mientras se lavaba los dientes con el cepillo eléctrico que su madre le regaló en los últimos reyes, se quedó fijamente mirando la bañera con jacuzzi ( sin duda la joya de la casa para una joven pareja de recién casados) en la que un día brindaron con champán y pocos días después él intentó ahogarla porque  había dejado tibia el agua del baño.  Escupió la mezcla de saliva y pasta de dientes con rabia. Se miró al espejo y vio que su ojo ya estaba mejor, al menos podía abrirlo.
frente-al-espejo

Mujer frente al espejo
Ya en el dormitorio (Miren que espacio tan espectacular. Aquí caben, además de la cama, hasta dos cunas por si un día deciden ampliar la familia), Verónica hace instintivamente la cama. Mira al suelo y ve que todavía queda algún resto de aquella figurita espantosa que les habían regalado en la boda de una prima de Armando y que se encontraba sobre la mesilla de noche. Eso había ocurrido hacía tan solo tres días: tres bofetadas y algunos cuantos daños colaterales. Con rabia volvió a deshacer la cama.
Del armario empotrado (¿Y qué me dicen de este armario? Ya tienen que gastar mucho en las rebajas para llenarlo por completo) sacó una maleta, aquella que le había regalado su madre para el viaje de novios a la República Dominicana, y la puso sobre la cama. La abrió y empezó a meter en ella ropa sin ningún tipo de orden.  Tras meter el cepillo eléctrico la cerró y respiró hondo.
Volvió de nuevo a la cocina (equipada con inducción) y se sentó en la mesa en la que habían estado desayunando juntos hacía apenas una hora. Cogió un bolígrafo y la libreta en la que apuntaban la lista de la compra. Tras pensar durante unos minutos, decidió no escribir nada.
Se levantó de la silla. Cogió la maleta y miró por última vez esa cocina en la que había cocinado para él, por primera vez, una paella que a juicio de Armando era insípida.
– Si quieres Fairy ya sabes dónde está el supermercado.

http://revistatarantula.com/la-casa-de-sus-suenos/

Internet

lo que hacen tus hijos en internet: una guia para padres-leonardo cervera navas-9788498676099 
 Este libro llegó a mis manos por casualidad, en una visita a la biblioteca que se encuentra en la Casa de las Conchas. Yo iba buscando un libro para mi hija y, como no puedo estarme quieta, me puse a investigar y estudiar los libros que había en la sección de padres por si encontraba alguno que me sirviese para explicar las nuevas situaciones que se dan en la red y de la que son protagonistas nuestros/as jóvenes.

Como tenía que preparar un curso para el profesorado (el que di con la empresa Tformas) y versaba sobre el bullying y los peligros (y ventajas) de internet, este libro se pareció muy interesante.

Desgraciadamente se encuentra descatalogado ya. Alguna persona se consideró muy graciosa o pensó que cuatro páginas del final del libro no merecían estar ahí o que eran demasiado interesantes para dejarlas en su sitio y desaparecieron; es decir, me quedé sin saber el final de un capítulo porque estaba incompleto.

Me parece un libro donde se muestran las ventajas y los peligros que tiene internet. Refleja muy bien cómo nos sentimos las personas adultas ante lo que nos puede ofrecer la red y cómo se sienten nuestros menores, estos seres inconscientes, inocentes e «ignorantes» al pensar que lo saben todo sobre este medio de comunicación.

Recomiendo este libro por nos da pautas, a todo el mundo, sobre lo que hay y no hay; pero también nos muestra las ventajas y lo que pueden ver nuestros hijos y nuestras hijas en la red.

También recomiendo el siguiente blog, de reciente creación, y que versará sobre estos temas:
http://familiaenredada.tformas.com/ 

Formulando

En el mes de noviembre, más o menos, desde la empresa de formación TFormas, me ofrecieron un nuevo reto: elaborar e impartir un curso sobre distintos tipos de violencia que pueden tener como víctimas o partícipes a la juventud e infancia. Sería un curso que se impartiría al profesorado de un instituto de educación secundaria de Alba de Tormes.
Así que, un poco por compromiso con el administrador de la empresa (y amigo) y otro poco-mucho porque me atraía la idea, me dispuse a no tener «vacaciones» en el puente de la Constitución y, mientras todo el mundo disfrutaba de unos días de descanso, yo me dedicaba a elaborar el curso para ser impartido unos días más tarde.
Creo que tuvo un buen resultado. Yo al menos estoy contenta con la elaboración y el desarrollo. Si bien es cierto que las horas presenciales se me quedaron cortas, quiero creer que el objetivo se cumplió.
Desde aquí quiero dar las gracias a Amílcar G. Pola por ofrecerme esta oportunidad y comprobar que realmente la docencia me gusta. 

Cuentacuentos lunáticos

 
«Papá, por favor, consígueme la luna» (Eric Carle, Editorial Kókinos).
Cuando éramos niñas y niños, nos reuníamos alrededor de la mesa-camilla, al calor del brasero para que nuestra abuela (o nuestro abuelo) nos contase esas historias que habían pasado de generación en generación y que habían sido modificadas por el «boca a boca». 
Historias que Perrault, Andersen o los hermanos Grimm tuvieron a bien de plasmar en el papel y que nuestras abuelas (sobre todo) consideraron que debíamos conocer y, por ello, nos las contaban.
Pero el cuento ha ido evolucionando. Seguimos narrando o leyendo las historias de Caperucita Roja, de la Bella Durmiento, de Juan sin Miedo, de las Habichuelas Mágicas, etc, pero se unen historias como la de Mónica que le pide a su padre que le consiga la luna.
Ésta historia es la que yo preparé uno de los días del rincón lúdico-creativo «Vacaciones Activas» en Semana Santa para ir abriendo boca en los/as pequeñuelos/as.

Cuando cuentas un cuento, puedes hacerlo con un libro, sólo leyendo o, por el contrario, dando la entonación adecuada en cada momento, con cada personaje que aparece; puedes adaptarlo para una sesión de cuentacuentos improvisada o planeada sin nada más que tú y las personas oyentes. Pero también puedes crear atrezzo, acompañarte de elementos como hice yo en esta ocasión. 

Para contarles el cuento de «Papá, por favor, consígueme la luna» les mostré las distintas fases de la luna que se sucedían a lo largo de la historia de Mónica.
Cuento precioso, sin duda. Y no lo digo porque esté enamorada de la luna.
 

El diario…

Todas las personas que me conocen saben de mi afición por la lectura, la cual no he perdido con el paso de los años. Lo único que he perdido es tiempo para dedicarle más minutos, pero es lo que tiene hacerse mayor.
En esta ocasión recomiendo dos libros que he leído hace relativamente poco tiempo y fueron un descubrimiento muy grato, de hecho, tengo prácticamente toda la «colección».
Se trata de dos libros de Gemma Lienas quien habla, desde la perspectiva de una adolescente, Carlota, de dos temas de «actualidad» como son la igualdad entre los hombres y las mujeres y la violencia de género. Sin tapujos, sin tabúes, esta adolescente elabora un diario donde habla de la visión de la juventud sobre estos temas y de su visión, con la ayuda de su madre, su abuela, su tía y sus amistades. 

Estos dos libros suelo mencionar bastantes a los jóvenes a los cuales les imparto los talleres para que, si les queda alguna duda sobre estos temas que no quieran compartir conmigo, con sus compañeros y compañeras, puedan resolverlas sin ningún tipo de pudor.

Cuentacuentos

Según me hago mayor las ganas de seguir aprendiendo aumenta también. Sigo estudiando sí. Cuando se lo comento a jóvenes con los que hago talleres, se sorprenden, pero es que es verdad. 
En mi afán de mejorar y seguir aprendiendo técnicas y de perfeccionar lo aprendido, me apunté al taller de Narración oral que se realizó en la Escuela Monk y que impartió Roberto García Encinas.
En un fin de semana intenso se aprendió a expresar, a gesticular, a narrar, a modular la voz… y todas estas enseñanzas concluyeron en una práctica ante público en la misma escuela. Dos cuentos fueron mi carta de presentación: «Cadena de sonrisas», uno de mis cuentos favoritos, y «Caperucita Roja 20 años después». El primero un cuento con mensaje que nos sirve para trabajar distintos temas. El segundo es un cuento para «adultos» con un toque de picaresca.
Impaciente por realizar la continuación del taller y lograr un perfeccionamiento mayor para seguir trabajando con cuentos.