Hace unas semanas se volvió a hablar sobre la libertad de expresión y la censura.
Todo ello como consecuencia de la noticia de la publicación de un libro que se centraba en la versión de un asesino «confeso» (en el libro parece que lo reconoce así). Un hombre que asesinó a su hija y a su hijo para seguir perpetuando el sufrimiento de una mujer (madre) que había decidido separar su vida de la de este hombre e iniciar un nuevo proyecto.
Nuevamente no se tiene en cuenta a una de las partes de la misma historia y la perspectiva se toma, únicamente, desde el lado de quien ve el 6, en lugar del nueve.
Yo creo que no todo vale ni en política ni en la literatura ni en la vida misma.
Hay una editorial que, en mi opinión, quiere jugar con el morbo y hay un autor que no ha sabido contar la historia.
Hablo desde el desconocimiento profundo del contenido literal de un libro que ni pienso comprar ni leer.
Mi querida Bárbara Zorrilla lo explica en una colaboración con Infolibre: https://www.infolibre.es/igualdad/culpa-revictimizacion-extension-violencia-libro-crimen-machista-breton-llega-librerias_1_1966756.html
Miguel Lorente Acosta añade una cuarta categoría a los libros: papel, digital, audiolibro y odiolibros.
¿Qué necesidad hay, 14 años después, de revivir todo lo acontecido? ¿Qué se obtiene de esto? ¿Aporta algo? ¿En algún momento se ha pensado en la madre?
Este libro, en cuestión, volvió a poner el foco en una madre que, imagino, estará tratando de recomponer su vida tiempo después.
Este libro es otra treta más de violencia de género por parte de un ser que sabe perfectamente lo que hace y que, desde ese lugar que le priva de libertad de movimientos, sigue buscando los mecanismos para dañar a una mujer que decidió que no quería estar más con él.