Llevo toda la mañana dándole vueltas a la posibilidad de escribir este post. Tengo otros pendientes, otros que quizás me hagan más ilusión, otros que hablan sobre temas actuales, pero…
He estado durante 6 días impartiendo talleres en un instituto de Ciudad Rodrigo. Chicas y chicos de 12 a 17-18 años (o más edad, porque ya sabemos que esto del PCPI=FPBásica es lo que tiene). He hablado sobre igualdad de género y sobre violencia de género. Estereotipos, roles de género, características distintas, distintos conceptos para hablar de la violencia que sufren las mujeres. Porque sí, a partir de 3ºESO he hablado de violencia de género; y la violencia de género SÓLO la sufren las mujeres. Que quede claro. Ójala no tuviera que impartir estos talleres, ójala no existieran estudios específicos sobre igualdad, equidad y violencia de género. Ójala. Porque si esto fuera así, es que nuestra sociedad, el mundo habría cambiado ya.
VIOLENCIA DE GÉNERO: toda agresión, tanto física como psicológica, ejercida por el hombre sobre la mujer, por el mero hecho de ser mujer, y con la que tiene o ha tenido una relación sentimental (matrimonio, pareja de hecho o noviazgo).
Nada de violencia doméstica, violencia machista, violencia familiar o intrafamiliar, crimen pasional… VIOLENCIA DE GÉNERO. Donde la víctima es la MUJER, por ser mujer (género: construcción cultural), y el agresor es el HOMBRE, debido a la idea predominante en una sociedad patriarcal y machista, en la que el ser supremo, el todopoderoso, quien controla y domina es el hombre, porque, según su parecer, la mujer tiene que ser controlada, dominada y sometida.
Trato de que los talleres que imparto no sean como las clases: algo monótono, en la mayoría de los casos, donde voy, suelto mi discurso y hasta la siguiente. Mi metodología es el diálogo, mostrar vídeos, canciones, películas, libros… para que sea más entretenido y ameno. Si hay tiempo, jugamos un rato. Pero, sobre todo, dialogar, pensar, reflexionar. Porque si no les incitamos a pensar, no se plantearán las cosas, no lucharán y se convertirán en unos autómatas.
Pues bien. Para hablar de la igualdad de género, una de las dinámicas que he usado (en un corto espacio de tiempo, porque daría para hablar, criticar, discutir y escribir mucho)es la del análisis de distintas revistas que se pueden ver en papel y por internet, que se pueden hojear en el kiosco, etc.
Cosmopolitan, Elle, Woman, Mia, Cuore, FHM, Mujer Hoy, GQ y Pronto fueron las elegidas. Sólo dos calificadas para hombres, el resto, parece ser, única y exclusivamente, para mujeres.
Vale que los/as adolescentes están como están: hormonas revolucionadas. Pero bueno, si les hablas con normalidad del cuerpo, de las diferencias entre ambos sexos, de lo que la sociedad impone y no impone, etc. ellos/as dejarán de escandilizarse y hablarán tranquilamente, dialogarán sin apenas ponerse rojos/as.
Y llevé unas revistas muy «suaves». Porque si llevo las denominadas «juveniles» nos tenemos que agarrar bien los machos.
Yo estaba contenta. Hablo con naturalidad, le resto importancia a que ponga orgasmo en una de las portadas (fallo mío, lo reconozco), que salga una chica en bikini, etc etc. Pero son como son y se ríen por todo. ¿Quién no lo ha hecho cuando era adolescente?
El jueves recibo el certificado de la impartición de los talleres y la evaluación solicitada al profesorado. Las guardo en mi cartera y marcho. En un hueco que tengo, saco las evaluaciones y les echo un vistazo. Perfeccionista a más no poder. Con estas evaluaciones yo quiero aprender y mejorar mis talleres, pues me parecen muy importantes.
Pero no salgo de mi asombro cuando leo los comentarios (ya paso hasta de las puntuaciones). Que si soy una demagoga, que si no tengo un discurso claro y coherente, que habría que hablar de la violencia sobre los ancianos y otros tipos y no centrarse sólo en la violencia sobre la mujer porque se da una opinión sesgada a los/as adolescentes, que si se ponen imágenes-vídeos que no son apropiadas para la edad, que si las revistas bla bla bla bla.
¡No salgo de mi asombro!
Demagogia, según la Real Academia de la Lengua Española, es una práctica política que consiste en ganarse el favor popular a través de los halagos.
Yo no realizo ninguna práctica política, más que nada porque, se puede decir que no me gusta la política. Halago cuando tengo que halagar, pero no de forma sistemática para ganarme el favor del alumnado ni del profesorado. Sólo faltaría.
Disculpadme, pero si queremos hablar de todos los tipos de violencia que existen en la sociedad, hagamos unos talleres semanales durante todo el curso para hablar de ellos. Y nos faltaría tiempo. Pero, en este caso, la temática del taller o de las charlas era la violencia de género. Punto.
Imágenes, vídeos, revistas… En serio, ¿serán mejor las revistas llamadas juveniles? ¿No están en este mundo o qué? Yo que he sido consumidora, hace algunos años, de estas revistas juveniles, sé que tienen un contenido bastante más subido de tono que estas revistas consideradas de adultos. Nos escandilizamos por unas revistas y unos vídeos seleccionados a conciencia para esta temática, pero no nos planteamos y no nos llevamos las manos a la cabeza por el tipo de series y películas que nuestros/as adolescentes ven en la TV, en el cine o a través de internet, no somos conscientes de toda la información que pueden obtener a través de la red, no nos planteamos el tipo de vídeo-juegos a los que juegan y que, en la mayoría de los casos, somos nosotros, gente adulta, las que se los regalamos. No nos planteamos que un vídeo-juego de guerra, donde se matan zombies, mujeres, niños, ancianos, etc. sea perjudicial para su mente, su personalidad las cuales se están formando aún.
En serio, dejemos de lado el cinismo (desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables. Impudencia, obscenidad descarada)y pongámonos seriamente a cambiar algo. Trabajemos. Luchemos.
Y sí, soy FEMINISTA. El motivo: lucho por la igualdad efectiva y real entre hombres y mujeres. Porque pienso que, si esto se produjese, la sociedad, el mundo, las personas seríamos mejores.
Creo que de nuevo os voy a hablar de belleza y de los cánones que nos son impuestos a las mujeres (aunque también a los hombres, no os penséis que se libran).
En un post anterior, aludí a un artículo que hablaba de la igualdad de género o de los estereotipos de género usando una serie de pictogramas:
Muchas son ya las mujeres que se rebelan contra los cánones de belleza impuestos por la sociedad, sobretodo en el mundo de la moda, y reivindican sus curvas.
Mucho revuelo se ha armado en las revistas del corazón ante el cambio físico experimentado por la presentadora de Telecinco 5 Tania Llasera. Hace años, también se hacían eco del «ensanchamiento de curvas» de Christina Aguilera o de Mariah Carey.
En el enlace que pongo a continuación, una modelo que usa la ¡talla 40! critica el uso que se realiza, en las campañas publicitarias, del photoshop.
Al hilo de estas palabras, de las discusiones que se generan en los medios de comunicación, en las tertulias de sobremesa en las casas, comparto el vídeo de una cantante que aboga por las curvas, por «tener carne donde agarrar» y que está empezando a sonar en las emisoras de radio. Ella es Megan Trainor y la canción se titula: «All about that bass».
Llegué a Bahía de Caraquez y ya me tenían organizado un fin de semana de excursión y de celebración de cumpleaños. Tras ese fin de semana intenso (con visita voladora inesperada incluida), comencé mis charlas en la Universidad Laica «Eloy Alfaro», extensión de Manabí.
Entrada a la Universidad Laica «Eloy Alfaro»
La primera toma de contacto con la Universidad se produjo el martes, empezando fuerte: en la mañana charla sobre las conductas abusivas en internet en el auditorio y, en la tarde, una mini-conferencia sobre los aspectos sociales de las migraciones de los ecuatorianos en España, englobada dentro de la Semana Cultural de la Universidad. Tras la mini-conferencia, en la que tuve que improvisar por primera vez, nos fuimos a cenar a un lugar maravilloso desde el que se podía ver el grandísimo río Chone alumbrado por la luna. En la mesa había profesorado, artistas pero una gran variedad cultural: ecuatorianos, españolas, austríacas, canadienses, etc. Una amalgama de nacionalidades unida por el amor a la cultura, el arte y la educación.
La puntualidad, me van a perdonar, brilla por su ausencia y, aunque llegaron a decirme que ya era una ecuatoriana más porque nunca empezaba a mi hora, yo sí era puntual, lo que sucede es que todos los días tenían que presentar mi charla y claro, el profesor que lo hacía, tenía clase y otras cuestiones que atender, así que nunca llegaba a la hora. Pero el alumnado tampoco, jajaja. Un ejemplo de cómo se iba llenando el auditorio se puede ver en las dos fotos siguientes.
¿El público? Variopinto, la verdad. De diversas ramas educativas y de diversas edades. Eso era lo bonito.
¿Habladoras? A ratos y depende de quién. Pero la verdad es que ha sido una grata experiencia, grandes momentos para compartir opiniones, ideas y ver que, en algunas cuestiones, no somos tan distintos.
Hablé sobre «La red: las conductas abusivas en internet», «la igualdad de género o equidad de género» y «la violencia de género» ante un público que quería dormirse en algunos momentos (es lo que tiene estar en fiestas en la universidad), ver más vídeos entretenidos, escuchar canciones que hablaban sobre la violencia y compartir sus ideas, experiencias y opiniones conmigo. También había personas preguntonas que me ponían en verdaderos aprietos a veces, pues pasábamos de cuestiones profesionales a preguntas personales en menos de 5 segundos. Y mira que me advirtieron que allá las personas son preguntonas, pero yo no me lo creí hasta que lo sufrí.
Pero tengo que reconocer que lo pasé genial, que disfruté muchísimo, aunque me hicieran «phubbing» en más de una ocasión.
La juventud es fantástica, maravillosa y tienen una calidad humana extraordinaria. El concepto que tienen de España creo que está más motivado por una utopía más que por la realidad, pero es normal, todo el mundo tiende a idealizar.
Me llevo tanto de esta experiencia, que no tengo espacio para escribir. En resumen, tenemos que trabajar mucho para que el futuro de estos/as jóvenes no sea negro, para que logremos que se vean como iguales.
En mis talleres y charlas, suelo empezar hablando de igualdad y, en consecuencia, de los roles de género y estereotipos que la sociedad, la cultura nos ha impuesto a los hombres y a las mujeres.
Suelo utilizar imágenes, vídeos, dinámicas para tratar que el público asistente a mis charlas vea (porque a veces entra mejor la información por los ojos que por los oídos o, en la mayoría de los casos, algo visual refuerza lo dicho de palabra). Leyendo por las redes sociales determinados periódicos, encontré, en un blog, este artículo sobre los estereotipos.
A través de una serie de pictogramas nos hablan de las diferencias dadas entre hombres y mujeres. Por ejemplo: la mejor arma de un hombre es permanecer callado, mientras que la de la mujer es llorar; cómo nos vemos ante el espejo, etc.
He cumplido mi sueño, por fin. Se suele decir que más vale tarde que nunca. Pues bueno, no ha sido tarde, tampoco ha sido pronto, sino en el momento justo, creo yo.
15 años he tardado en viajar a Ecuador, aunque algún año más en viajar a Latinoamérica (me daba igual el destino).
Mucha gente me preguntaba que cuál era el motivo de haber elegido Ecuador y, encima, una ciudad «desconocida» como Bahía de Caraquez. La razón es muy simple: allí tengo a mi amigo Benja y me daba mucha más seguridad que viajar a Quito, la capital, o a otra ciudad.
Allá me he sentido como en casa. Estaba con mi gran amigo Benja, pero también compartía el día a día con sus compañeros de la Comunidad del Sagrado Corazón de Jesús. Durante 20 días he formado parte de esa familia, he compartido mesa, conversaciones, me he reído, he disfrutado de su compañía, de sus «piques», de su comida, de su experiencia… Realmente me han hecho mi estancia muy fácil y muy agradable.
Nada más llegar a la ciudad, he sentido el calor y la cercanía de la gente. Todo el mundo estaba dispuesto a ayudarme, a llevarme, a traerme, a conversar conmigo y a recordarme, casi a diario, que había ido por poco tiempo, más si les decía que tenía que «trabajar» y que me quedaba poco margen para visitar lugares y rincones.
Mi doctorado ha sido el causante de este viaje, organizado en tres meses (casi mejor, sin tiempo a pensarlo mucho). Por ello iba más por trabajo/estudios, que por ocio. He podido disfrutar de algunos rincones del país, pero también es cierto que me han quedado otros lugares por descubrir y disfrutar: Cuenca, Portocristi, Quito (lo he visitado, pero ha sido corto), la Isla Corazón, Guayaquil, etc.
He disfrutado del calor de la gente, de su cercanía, de su predisposición a acompañarme, a enseñarme, a conversar conmigo, … Me he sentido integrada en esa ciudad, en la parroquia (donde he pasado muchos momentos) con ese grupo de mujeres que lo hacen todo más fácil, más liviano, donde chismorreábamos, «hacíamos trajes», hablábamos de mi vida en España, de su vida en esa ciudad que tiene que emerger, de política (sí, de política yo!!!), del clima, de la gastronomía,…
He tenido la oportunidad de oler, sentir, oír el océano. Ese océano Pacífico que no tenía nada de manso, al contrario, bravito estaba casi todos los días. Un agua salada que echaba de menos porque este verano no había podido disfrutar de ella. En esta ocasión, en estos días, no me he hartado, sino que he visto otra perspectiva de ella.
Ha sido una suerte compartir momentos, horas del día, trabajo, confidencias, risas, viajes y tantas cosas que se quedan para mí, con mi gran amigo, con mi «director espiritual» (jajaja), con mi hermano mayor. Esa persona que se marchó de nuestra Salamanca querida hace 15 años y que siempre ha estado a mi lado, a pesar de la distancia. Una de las personas más importantes de mi vida (lo sabe y lo saben), de ésas a las que no quiero perder. Ha sido mi guía por Bahía, mi protector (no me dejaba casi en ningún momento y, en ocasiones, era demasido protector 🙂 Le estaré eternamente agradecida.
En próximos post iré desgranando mis 20 días en Bahía de Caraquez, ciudad a la que le queda mucho por crecer, a la que ya llevo en mi corazón, al igual que a sus gentes. Iré contando mis peripecias, mi adaptación, mis charlas, la Universidad, las mujeres del Movimiento de Mujeres La Merced, las reuniones con diversas comunidades, el día a día… De momento, esto es un anticipo y un agradecimiento tanto a las personas del otro lado del charco, como a las personas que dejé en mi tierra charra: ¡GRACIAS!
Últimamente se está hablando mucho del cuerpo, del canon de belleza. Hay artículos que nos muestran cómo se modifica un cuerpo mediante el photoshop. Algunas modelos se quejan de esta «manipulación» de su cuerpo y actrices se dejan fotografiar con la «cara lavada». A otras mujeres se las machaca mediáticamente cuando suben unos kilos de más porque han dejado de fumar (es el caso de Tania Llasera).
El cuerpo de una mujer sufre muchos cambios a lo largo de su vida (como el del hombre). Pero si, llegado el momento, decides ser madre, los cambios son más que evidentes. Una vez nacida la criatura, puede suceder que tu genética te ayude rápidamente a que todo vuelva a su sitio o que necesites de ayuda extra para recuperar la «figura».
Yo, en su momento, la recuperé, pero después, la genética no fue generosa, y el cambio se volvió a producir. Tengo que reconocer que hay veces en las que estoy conforme con lo veo y otras no. Ya sabéis, esos días en los que te levantas con el pie izquierdo y ves que todo lo tuyo está mal y no sabes cómo arreglarlo, así que, te lamentas y estás de bajón más tiempo del debido.
La fotógrafa Jade Beall se fotografió después de ser madre, sin ningún tipo de retoque, al natural, y lo subió a la red. Acto seguido, numerosas madres le pidieron que las fotografiase.
En el siguiente enlace aparece el vídeo que se ha elaborado a través de las distintas fotografías tomadas a diversas mujeres después de ser madres.
Muchas veces olvidamos que la perfección no existe. Las marcas que nos dejan a las mujeres un embarazo o dos o tres,… son signos de lo que la naturaleza nos ha proporcionado: ser madres, traer al mundo a pequeños seres maravillosos que nos recuerdan, constantemente, el milagro de la vida.