No cambies la meta

Con los tiempos que corren, mantener una actitud positiva parece una misión bastante complicada. Lo digo con conocimiento de causa.
Parece que siempre tendemos a quedarnos con lo peor de las cosas y no somos capaces de dar la vuelta a la situación y ver las cosas positivas que tiene lo que nos ha sucedido.
Si vemos que a alguien le sucede algo malo, que lo acepta y busca soluciones con una sonrisa, nos resulta extraño y pensamos que está loco/a, que no es consciente de las consecuencias que tiene lo que le ha sucedido.
Cuento un ejemplo: hace un tiempo, a un conocido le despidieron del trabajo y, a pesar del «chasco» del principio, la bronca que te entra porque consideras que es injusto, que no se ha hecho lo necesario para no llegar a esta situación, pasados unos días, él se encontraba tranquilo, sin agobios, sin taquicardías y con ganas de afrontar nuevos retos que siempre dejaba a un lado por culpa del «trabajo». 
Parece que nos resulta más costoso buscar el lado bueno de las cosas, que somos más perezosas/os para ser positivos que para ser negativos. La negatividad parece que está inserta en nuestro subsconsciente y no nos planteamos la posibilidad de que no sea todo tan malo como nos hacen creer.
Hace unos meses se publicaba este artículo en el diario ABC donde nos presentan una guía para gente perezosa a la que le cueste ser positiva. 
Creo que varias de las cosas que escriben ya las he comentado en otro post o en varios. Éstas me las tengo que repetir constantemente cuando me entra el bajón, cuando el pesimismo se apodera de mí y quiero tirar todo por la borda. Esto me sucede bastante a menudo, no lo voy a negar, pero no dejo que me dure más de unas horas porque hay que seguir batallando y luchando por nuestros sueños, planes y metas.
Así que no seamos perezosos/as y pongamos de nuestra parte para que las cosas nos vayan saliendo bien poco a poco, sin prisas pero sin pausa.

 
 

http://www.abc.es/familia-vida-sana/20141205/abci-actitud-positiva-para-perezosas-201411101322.html

Revictimización y/o culpabilización

Hoy quizás, escribiendo este post, toque mi vena sensible más de la cuenta, pero esto es así.

En esta semana me he dado cuenta de que con palabras, muchas veces sin querer (eso espero)y porque no sabemos cómo actuar en determinadas situaciones, tendemos a culpabilizar de una situación a quien, en realidad, es la víctima de la misma.

Frases como: «es que no ha contado nada», «no teníamos ni idea», «es que en cuanto ustedes lo han sabido tenían que haberlo comunicado para actuar», «pues yo la he visto siempre bien», «pero si tiene su grupo de amigas/os», etc. Todas estas frases, sin querer, lo que hacen es hacer sentir mal a la persona que ha sufrido, por ejemplo, un caso de acoso escolar en la escuela.

No somos conscientes de que, en demasiadas ocasiones, aunque tengamos un grupo de amistades, aunque nos llevemos bien con nuestros padres, hermanos/as, nos cuesta mucho sincerarnos y contar lo que nos sucede en el día a día. Se hace realidad eso que solemos decir: me siento solo aunque esté rodeado de mucha gente.
Hablar de los sentimientos cuesta, hablar de situaciones dolorosas o incómodas también cuesta. No nos han enseñado a identificar nuestros sentimientos, a saber gestionarlos, a expresarlos sin temor. Según nos vamos haciendo mayores, perdemos esa frescura, la inocencia que nos caracterizaba y también perdemos ese desparpajo que hacía que dijéramos lo que pensábamos y lo que sentíamos sin pararnos a pensar si estábamos haciendo bien o mal.

Entonces, para no reconocer que no hemos sabido estar donde teníamos que estar o que no hemos sido capaces de ver cuándo una persona está mal anímica y psicológicamente, nos escudamos en decir: «es que no nos ha contado nada» y no somos conscientes del daño que con esa frase estamos haciendo a la otra persona.


La etapa de la adolescencia es complicada: cambio hormonal, descubrimiento de nuevos sentimientos, encontrarnos en esa época de «somos mayores, pero no tanto», empezar a tener responsabilidad, los estudios, la familia, las amistades, proceso de maduración,… Suma y sigue. 

Si un/a adolescente sufre insultos, vejaciones u otras situaciones incómodas en su centro escolar, cuando sale de paseo, en el cine… lo peor que podemos hacer es echarle la bronca porque no ha contado nada. Las madres, padres y educadores tenemos una posición difícil, pero tenemos que saber actuar con tacto para que la juventud pueda confiar en nosotros/as y sepan que pueden acudir a nosotros/as cuando vivan una situación complicada.
No es cuestión de lavarse las manos escudándonos en un «no teníamos constancia. No nos ha dicho nada. No hemos detectado nada», es una cuestión moral, ética el implicarnos desde que conocemos el caso o la situación y tratar de que esa persona se sienta mejor y que no vuelva a suceder, poniendo los medios disponibles.

Acoso escolar y trágico final

Esta semana, personalmente, considero que ha sido trágica. Escuchar en los medios de comunicación que una chica de 16 años se ha quitado la vida porque no aguantaba más el acoso al que estaba siendo sometida, es demasiado para mi cuerpo y mi mente.
Pienso que algo se está haciendo mal o que algo estamos haciendo mal, cuando no somos capaces de ayudar a una persona que está sufriendo. Esta chica no se suicida porque «ayer» le hayan pegado un tortazo o haya recibido un empujón al salir de clase o haya recibido insultos. El acoso escolar es algo prolongado en el tiempo.
Es tremendo que en el instituto no se hayan tomado las medidas adecuadas para esto, que no se haya acudido a quien corresponda, o que esa persona haya hecho oídos sordos ante la petición de ayuda. Es inaceptable e intolerable que los padres tengan que llorar una pérdida que se podía haber evitado si el «organismo» se hubiese puesto a trabajar como es debido.
Sé que el profesorado tiene mucha presión y mucho trabajo encima, pero hay determinadas cosas que no se tienen que pasar por alto. Los organismos de las Administraciones Públicas tienen que ser conscientes de la importancia de actuar con rapidez y eficacia, y dejar de lado la burocracia cuando es preciso y necesario.
Me da miedo, realmente, la sociedad que estamos creando o que estamos dejando a las generaciones futuras. Me da terror que no seamos capaces de inculcar unos valores que, desgraciadamente, pienso que estamos perdiendo: respeto, tolerancia, cooperación, ayuda, educación…
Debemos comenzar a plantearnos seriamente las cosas, reflexionar sobre lo importante y necesario, dejando de lado lo superfluo.
 

Sobre el bullying y el ciberbullying ya se ha hablado en los siguientes post del blog de Familia enREDada: http://familiaenredada.tformas.com/2014/04/bullying-1-parte.html
 

Campaña del Gobierno 2015

En el post de la semana pasada (http://conseguiremoslaluna.tformas.com/2015/04/desnuda.html)ya os hablaba de la campaña actual creada por el Gobierno y enfocada, más directamente, a la población juvenil. Es una continuación de la realizada en el mes de noviembre, aprovechando la celebración del día internacional contra la violencia de género (25 de noviembre). 
 
Esta campaña invita a las adolescentes, debido al creciente número de jóvenes que reconocen que se sienten controladas por sus parejas, a que cuenten qué viven en su relación de pareja, pues existen medios y personas que las ayudarán.


En estos días me planteaba, y además lo hacía en voz alta, dando bastante la coña a amigos y familiares, que una campaña que se centra sólo en unos días concretos, no hace mucho. Pero ésta es mi opinión.
¿De qué me sirve que durante una semana, a todas horas, en prime time, estén sacando en televisión (la caja tonta) una campaña en contra de la violencia de género si luego no trabajo día a día para erradicar este problema? 
¿De qué sirve un programa de televisión al que se le conceden premios, que trata de hablar de la violencia de género para sensibilizar y prevenir si lo ponemos a las 12 de la noche?
¿De qué sirve que se hable de este problema y lo reconozcamos como tal, si luego, las palabras se las lleva el tiempo?
¿De qué sirve…?

Para sensibilizar y prevenir, hay que trabajar diariamente, no en fechas concretas ni determinadas. SIEMPRE.

Sensibilizar y prevenir es, por ejemplo, impartir talleres, ser pesada, hacer pensar, reflexionar, hablar, conversar, todos todos los días y que, de pronto, un día, te den la noticia de que una adolescente «ha abierto los ojos» y ha dejado a su pareja, unos cuantos mayor que ella, porque se ha dado cuenta que la relación que tenían no era una relación sana, sino que era una relación de dominación, superioridad, dependencia y chantaje.

La sensibilización y la prevención se hace todos los días, señoras y señores.
 

Emociones

Emociones. ¿Qué son? ¿Cómo las expresamos? ¿Qué nos hacen sentir?

Son preguntas tremendamente difíciles de contestar. Por lo menos para mí.

Llevo un año, más o menos, investigando por la red (ooohhhh!! San Google) empapándome de artículos, libros, dinámicas, juegos… que me expliquen qué son las emociones y cómo podemos expresarlas y manejarlas.
El verano pasado, con La pandilla chancleta, intentamos trabajar las emociones con los/as críos/as de 3 a 10 años. Una tarea bastante difícil. Me resultó interesante descubrir que vergonzosos se vuelven los niños y las niñas cuando se les pide hablar de sus sentimientos y explicar qué es cada uno de ellos.
Miedo, alegría, enfado, tristeza… Son algunas de las emociones que, día a día, sentimos.

Pero en muchas ocasiones, no sabemos identificar aquello que nos sucede, que nos atormenta, que nos persigue. Y, ése, en realidad, es el gran problema.

Aún seguimos pensando, como dice la canción de Miguel Bosé, que «los hombres no lloran, que tienen que pelear». Pero, me pregunto yo, ¿por qué las personas no vamos a poder expresar nuestros sentimientos? ¿Por qué si a un hombre le apetece llorar de rabia, de ira, de tristeza, se va a tener que esconder? ¿Por qué a las mujeres se nos tilda de sensibles? ¿Por qué, según nos vamos haciendo mayores, nos cuesta tanto hablar de sentimientos?

En estos días he descubierto un enlace que comparto con vosotros/as donde nos dan herramientas para trabajar con las/os peques las emociones: http://www.palabrasaladas.com/emocionario.html 

En muchos lugares ya se empieza a hablar y a luchar por el reconocimiento de la educación emocional y la inteligencia emocional, como algo necesario en las escuelas. Yo creo que, si fuéramos capaces de identificar y expresar nuestros sentimientos, de manejarlos, la vida nos resultaría un poco más sencilla.

Respeto

¿Qué es el respeto? ¿Cómo se puede conseguir que tengan respeto?

Cuando tengo la primera sesión de mis talleres en los institutos, la primera regla que les digo que hay que cumplir es el RESPETO y la educación. Respetar el turno de palabra, respetar las opiniones de las demás personas, respetar, respetar y respetar. No os creáis que es algo que puedan cumplir fácilmente. Les cuesta. Muchísimo.

No hay que respetar porque yo lo diga. No hay que hacerlo porque sea una obligación. Hay que hacerlo porque sí, porque a cada una de nosotras, como personas, nos gusta que nos traten con respeto, que acepten que pensemos distinto, que tengamos nuestras propias ideas, porque esta mezcla de opiniones, de culturas, de pensamientos hacen que la sociedad se enriquezca.

Encontré el artículo que os comparto a continuación en uno de estos días que te pones a investigar, indagar, que tienes ganas de leer un poco más detenidamente lo que escriben los demás. Habla del respeto hacia la mujer a la que quieres. Pero este texto no sólo es aplicable para las mujeres, se tiene que aplicar a todo el mundo: si quieres a esa persona, no la humilles, no la insultes, no la manipules, respétala tal como es. 

http://www.piensaesgratis.com/bloggers/si-de-verdad-la-quieres-respetala

Desgraciadamente puedo constatar que hay determinados valores que nuestra juventud (y las personas no tan jóvenes) están perdiendo. Uno de ellos es el respeto. Ya no se respeta al profesorado, a las personas mayores,… a nada ni nadie. De pronto se empieza a hablar del Síndrome del Emperador para hacer referencia a esos hijos e hijas que agreden a sus padres y madres porque se sienten superiores, magníficos, por encima del bien y del mal. Porque ellos y ellas son los reyes y las reinas de algo que se llama «Mambo». Se creen en el derecho de exigir y, si no se les concede lo que piden, tienen la potestad de castigar a aquellas personas que les dieron la vida y que les proporcionan un sustento y un lugar donde cobijarse.
Y éste es sólo un ejemplo de las situaciones en las cuales se pierde el respeto y las formas.

¿Qué nos está pasando? Respeta y serás respetada. Trata a los demás como quieres que te traten a ti. ¿Quieres que te traten a patadas, que te humillen, que te ignoren, que te sometan,…? Pues si no quieres esto, no te comportes de forma irrespetuosa, grosera.