Acoso escolar y trágico final

Esta semana, personalmente, considero que ha sido trágica. Escuchar en los medios de comunicación que una chica de 16 años se ha quitado la vida porque no aguantaba más el acoso al que estaba siendo sometida, es demasiado para mi cuerpo y mi mente.
Pienso que algo se está haciendo mal o que algo estamos haciendo mal, cuando no somos capaces de ayudar a una persona que está sufriendo. Esta chica no se suicida porque «ayer» le hayan pegado un tortazo o haya recibido un empujón al salir de clase o haya recibido insultos. El acoso escolar es algo prolongado en el tiempo.
Es tremendo que en el instituto no se hayan tomado las medidas adecuadas para esto, que no se haya acudido a quien corresponda, o que esa persona haya hecho oídos sordos ante la petición de ayuda. Es inaceptable e intolerable que los padres tengan que llorar una pérdida que se podía haber evitado si el «organismo» se hubiese puesto a trabajar como es debido.
Sé que el profesorado tiene mucha presión y mucho trabajo encima, pero hay determinadas cosas que no se tienen que pasar por alto. Los organismos de las Administraciones Públicas tienen que ser conscientes de la importancia de actuar con rapidez y eficacia, y dejar de lado la burocracia cuando es preciso y necesario.
Me da miedo, realmente, la sociedad que estamos creando o que estamos dejando a las generaciones futuras. Me da terror que no seamos capaces de inculcar unos valores que, desgraciadamente, pienso que estamos perdiendo: respeto, tolerancia, cooperación, ayuda, educación…
Debemos comenzar a plantearnos seriamente las cosas, reflexionar sobre lo importante y necesario, dejando de lado lo superfluo.
 

Sobre el bullying y el ciberbullying ya se ha hablado en los siguientes post del blog de Familia enREDada: http://familiaenredada.tformas.com/2014/04/bullying-1-parte.html
 

Campaña del Gobierno 2015

En el post de la semana pasada (http://conseguiremoslaluna.tformas.com/2015/04/desnuda.html)ya os hablaba de la campaña actual creada por el Gobierno y enfocada, más directamente, a la población juvenil. Es una continuación de la realizada en el mes de noviembre, aprovechando la celebración del día internacional contra la violencia de género (25 de noviembre). 
 
Esta campaña invita a las adolescentes, debido al creciente número de jóvenes que reconocen que se sienten controladas por sus parejas, a que cuenten qué viven en su relación de pareja, pues existen medios y personas que las ayudarán.


En estos días me planteaba, y además lo hacía en voz alta, dando bastante la coña a amigos y familiares, que una campaña que se centra sólo en unos días concretos, no hace mucho. Pero ésta es mi opinión.
¿De qué me sirve que durante una semana, a todas horas, en prime time, estén sacando en televisión (la caja tonta) una campaña en contra de la violencia de género si luego no trabajo día a día para erradicar este problema? 
¿De qué sirve un programa de televisión al que se le conceden premios, que trata de hablar de la violencia de género para sensibilizar y prevenir si lo ponemos a las 12 de la noche?
¿De qué sirve que se hable de este problema y lo reconozcamos como tal, si luego, las palabras se las lleva el tiempo?
¿De qué sirve…?

Para sensibilizar y prevenir, hay que trabajar diariamente, no en fechas concretas ni determinadas. SIEMPRE.

Sensibilizar y prevenir es, por ejemplo, impartir talleres, ser pesada, hacer pensar, reflexionar, hablar, conversar, todos todos los días y que, de pronto, un día, te den la noticia de que una adolescente «ha abierto los ojos» y ha dejado a su pareja, unos cuantos mayor que ella, porque se ha dado cuenta que la relación que tenían no era una relación sana, sino que era una relación de dominación, superioridad, dependencia y chantaje.

La sensibilización y la prevención se hace todos los días, señoras y señores.
 

Emociones

Emociones. ¿Qué son? ¿Cómo las expresamos? ¿Qué nos hacen sentir?

Son preguntas tremendamente difíciles de contestar. Por lo menos para mí.

Llevo un año, más o menos, investigando por la red (ooohhhh!! San Google) empapándome de artículos, libros, dinámicas, juegos… que me expliquen qué son las emociones y cómo podemos expresarlas y manejarlas.
El verano pasado, con La pandilla chancleta, intentamos trabajar las emociones con los/as críos/as de 3 a 10 años. Una tarea bastante difícil. Me resultó interesante descubrir que vergonzosos se vuelven los niños y las niñas cuando se les pide hablar de sus sentimientos y explicar qué es cada uno de ellos.
Miedo, alegría, enfado, tristeza… Son algunas de las emociones que, día a día, sentimos.

Pero en muchas ocasiones, no sabemos identificar aquello que nos sucede, que nos atormenta, que nos persigue. Y, ése, en realidad, es el gran problema.

Aún seguimos pensando, como dice la canción de Miguel Bosé, que «los hombres no lloran, que tienen que pelear». Pero, me pregunto yo, ¿por qué las personas no vamos a poder expresar nuestros sentimientos? ¿Por qué si a un hombre le apetece llorar de rabia, de ira, de tristeza, se va a tener que esconder? ¿Por qué a las mujeres se nos tilda de sensibles? ¿Por qué, según nos vamos haciendo mayores, nos cuesta tanto hablar de sentimientos?

En estos días he descubierto un enlace que comparto con vosotros/as donde nos dan herramientas para trabajar con las/os peques las emociones: http://www.palabrasaladas.com/emocionario.html 

En muchos lugares ya se empieza a hablar y a luchar por el reconocimiento de la educación emocional y la inteligencia emocional, como algo necesario en las escuelas. Yo creo que, si fuéramos capaces de identificar y expresar nuestros sentimientos, de manejarlos, la vida nos resultaría un poco más sencilla.

Respeto

¿Qué es el respeto? ¿Cómo se puede conseguir que tengan respeto?

Cuando tengo la primera sesión de mis talleres en los institutos, la primera regla que les digo que hay que cumplir es el RESPETO y la educación. Respetar el turno de palabra, respetar las opiniones de las demás personas, respetar, respetar y respetar. No os creáis que es algo que puedan cumplir fácilmente. Les cuesta. Muchísimo.

No hay que respetar porque yo lo diga. No hay que hacerlo porque sea una obligación. Hay que hacerlo porque sí, porque a cada una de nosotras, como personas, nos gusta que nos traten con respeto, que acepten que pensemos distinto, que tengamos nuestras propias ideas, porque esta mezcla de opiniones, de culturas, de pensamientos hacen que la sociedad se enriquezca.

Encontré el artículo que os comparto a continuación en uno de estos días que te pones a investigar, indagar, que tienes ganas de leer un poco más detenidamente lo que escriben los demás. Habla del respeto hacia la mujer a la que quieres. Pero este texto no sólo es aplicable para las mujeres, se tiene que aplicar a todo el mundo: si quieres a esa persona, no la humilles, no la insultes, no la manipules, respétala tal como es. 

http://www.piensaesgratis.com/bloggers/si-de-verdad-la-quieres-respetala

Desgraciadamente puedo constatar que hay determinados valores que nuestra juventud (y las personas no tan jóvenes) están perdiendo. Uno de ellos es el respeto. Ya no se respeta al profesorado, a las personas mayores,… a nada ni nadie. De pronto se empieza a hablar del Síndrome del Emperador para hacer referencia a esos hijos e hijas que agreden a sus padres y madres porque se sienten superiores, magníficos, por encima del bien y del mal. Porque ellos y ellas son los reyes y las reinas de algo que se llama «Mambo». Se creen en el derecho de exigir y, si no se les concede lo que piden, tienen la potestad de castigar a aquellas personas que les dieron la vida y que les proporcionan un sustento y un lugar donde cobijarse.
Y éste es sólo un ejemplo de las situaciones en las cuales se pierde el respeto y las formas.

¿Qué nos está pasando? Respeta y serás respetada. Trata a los demás como quieres que te traten a ti. ¿Quieres que te traten a patadas, que te humillen, que te ignoren, que te sometan,…? Pues si no quieres esto, no te comportes de forma irrespetuosa, grosera.
 

Recomendación literaria

Hoy, en este lunes que dicen que iba a ser lluvioso (aún hay tiempo, lo sé y Salamanca es impredecible), os traigo una recomendación literaria. 
El libro que os recomiendo a continuación me lo leí ya hace algún tiempo y siempre he pospuesto el recomendároslo. 
Lo bueno de compartir casa con alguien a quien también le gusta la lectura, es que ella me puede recomendar libros y yo puedo hacer lo mismo. Eso significa tener una lista interminable de títulos por leer. Lista que crece y crece y crece.
El Rostro de la Sombra es un libro de fácil lectura donde se unen la defensa de diversos valores y obligaciones de padres/madres e hijos/as, las nuevas tecnologías, las hormonas juveniles y el amor.
Nos habla del peligro de las nuevas prácticas que realizan nuestros/as adolescentes: grabar una actividad y subirla a internet a través de un canal donde se cuelgan vídeos, tipo youtube, sin medir ni tener en cuenta las consecuencias que ese vídeo puede tener.
¿Cómo reaccionaríamos si nuestro/a hijo/a realizar un acto, que él/ella piensa que es divertido e inocente, y desemboca en algo mucho más grave? ¿Seríamos capaces de mirar hacia otro lado porque es sangre de nuestra sangre y dejar que no asuma su responsabilidad? 
El miércoles pasado asistía a una charla, que organizaba el Colegio de Psicólogos en Salamanca, sobre los/as menores y las TIC. Como sabéis, colaboro con el blog
http://familiaenredada.tformas.com/ donde hablamos de internet, la red, las nuevas tecnologías, padres/madres, hijos/as, educadores/as, etc. Por lo tanto, algo o bastante «sensibilizada» sobre el tema estoy. Pero me sorprendió la cantidad de cosas «tontas» que sube la gente a la red sin darse cuenta de las consecuencias que todas ellas pueden tener para el resto de la sociedad. Porque todo el mundo, con pocos o muchos conocimientos sobre internet, puede acceder a cualquier tipo de información.
Un ejemplo de las chorradas que sube la gente a la red la tenéis en la noticia que ha circulado por las redes sociales, donde la policía pidió colaboración para dar con el «insensato», del chico que, porque sí, porque le daba la gana, asestó una patada a una mujer que esperaba en paso de peatones a cruzar la calle. En este caso, las redes sociales hicieron una buena labor de divulgación para dar con los muchachos (el que grabó y el que propinó la patada)que hicieron esta tontería y que le provocó a la mujer un esgince (si no me falla la memoria). https://www.youtube.com/watch?v=gTopuqP9EIo
En este libro se muestra algo parecido pero con consecuencias mucho más trágicas y dramáticas. 
Os animo a que lo leáis y después reflexionéis un poco sobre el uso que estamos haciendo de la red, qué valores estamos inculcando a nuestros/as pequeños/as, qué queremos conseguir en nuestra sociedad.

¡Buena lectura!
 

Ser madre, mujer, esposa-compañera, …¿Soy una mala madre?

Llevo una temporada pensando en la difícil faceta de ser madre. Y de pronto, mientras revisaba el facebook, veo el artículo publicado en El País que se titula: «el síndrome de la mala madre». Y pienso, «leches, esto me viene que ni pintado».
Esto de estar ocupada las 24 horas del día, de estar pendiente de todo el mundo y de todo, de dejar de lado lo que realmente quieres hacer por complacer y por ser «buena hija, buena hermana, buena amiga, buena mujer, buena madre, buena conocida, buena estudiante, buena trabajadora…» es demasiado cansado. Y, por supuesto, siempre perfecta. Y claro, llega un punto en el que te planteas si realmente eres buena en algo.
Las mujeres, debido a los estereotipos y los roles de género que llevan existiendo y torturándonos, tanto a hombres como a mujeres (que conste), durante siglos, tenemos interiorizada la idea de que tenemos mil manos y tenemos que estar en mil sitios para ser, lo que se dice, una buena mujer. 
Esta imagen la he usado con adolescentes en mis talleres y han sabido captar exactamente el significado de la imagen (sin explicar, ahora mismo, en profundidad, en qué consistía la dinámica). En ocasiones parecemos un pulpo, con 8 tentáculos, o más, para hacer todas las tareas «para las que hemos nacido» por ser mujer (Os invito a que veáis la película: La sonrisa de Mona Lisa sobre los roles de género. Un pequeño fragmento lo encontráis en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=JRgZKEgD24U).
Cuando tienes hijos/as, la cosa se complica. O por lo menos para mí. Sacas tiempo, fuerzas, ánimos y de todo para estar a su lado en cualquier momento de su vida. Te vuelves a sacar el Graduado Escolar, la ESO o aquello para incentivarle, apoyarle y comprender. Aunque estés agotada, aunque hayas tenido un día de perros (¿por qué se usa esta expresión?), aunque lo que realmente te apetezca es meterte en la cama, enroscarte y que termine el día. Pues nada. Eres madre, eres mujer, no tienes opción. Apechuga, respira hondo y no pierdas los papeles.

Pero claro, eso de no perder los papeles, en muchas ocasiones, no es sencillo. Y se pierden. Y es entonces cuando piensas que algo haces mal. Que no estás haciendo las cosas como se tienen que hacer, que en algo estás fallando. Por supuesto, la culpa es tuya. Si tu hijo/a no es feliz (o eso piensas), está pasando un mal momento por su revolución hormonal o porque le toca, que no es buen/a estudiante, que está de capa caída, que las amistades le/la defrauden… Suma y sigue. Todo esto se convierte en algo tuyo. Tan tuyo, que sufres y te culpas porque no estás como debieras estar, porque no sabes cómo echarle una mano, cómo hacerle ver que puede confiar en ti y contarte sus preocupaciones, que estás ahí, a su lado, de forma incondicional, para ayudarle/la. Porque la perfecta mujer y madre sabe en todo momento qué tiene que hacer, que decir… y tú no. ¿En qué estás fallando?
No nos damos cuenta que no somos perfectas. Que la realidad es que no llegamos a todo ni a todos, que necesitamos momentos para nosotras mismas. No somos conscientes que nuestros/as hijos/as tienen que equivocarse para aprender y que nosotras, únicamente, tenemos que dejarles hacer y estar a su lado para ayudarles a levantarse y continuar. ¡NO SOMOS PERFECTAS! Necesitamos nuestro espacio (¿Habéis visto Dirty Dancing? Ya lo decía Patrick: «tu espacio, mi espacio»).

Os dejo el enlace al artículo publicado en El País. Yo me lo releeré cuando me entre el bajón como madre, como mujer,…

http://elpais.com/elpais/2015/02/27/eps/1425053577_221825.html