Radio

Recuerdo asistir a Radio Oasis (la radio comunitaria de Salamanca) para que me entrevistaran por mi trabajo en Adavas Salamanca.

A partir de ese momento, se hizo una sección en el programa «Candil de nieve», el cual ya no está en antena.

Acudir a otras emisoras, no era lo mismo que en Radio Oasis. Y he asistido a varias.

Hubo que hacer un parón por tiempo, por necesidad, porque ya no era el momento…

Y, ahora, retomamos.

Un proyecto propio de la mano de un compañero que me ha dado la oportunidad.

Es cierto que llevaba tiempo detrás de mí, para hablar de sus ideas y yo daba largas porque no estaba en el mejor momento, porque surgían otras cosas, porque… Vete tú a saber.

Al final, esa reunión tomando un refresco se ha tornado en un programa quincenal en la radio salmantina, de barrio, para hablar de temas que me apasionan, interesan, por los que trabajo.

«Las que faltaban» es un programa radiofónico para hablar de feminismo, de igualdad, de educación, de cultura, de arte, de emprendimiento, de política, de la amistad,… Es un programa necesario, como me dijo Alfonso, y que es importante tener en nuestra ciudad.

Le propuse que fuera quincenal para no quemarme. No le podía asegurar que semanalmente yo estuviera en condiciones de ofrecer un buen programa.

Vuelvo a la radio con ilusión y ganas. Es algo que me gusta mucho. Es un programa a nuestra medida.

Este viernes 6 de octubre se emitirá el primero de ellos, que aunque grabado, no quita el nerviosismo de lo nuevo y del primero. Su hora de emisión, de forma excepcional, será las 22.00. Un programa especial por la persona a la que entrevistamos y que formará parte del programa cada quince días con una pequeña sección.

El 20 de octubre volveremos a las 18.00 que será nuestro horario habitual. De nuevo con una entrevista joven, llena de cultura ;-), de arte, de teatro, de propuestas…

Así, dos programas mensuales hablando de noticias, de lo que importa, de tratar de cambiar la sociedad para que sea más igualitaria y justa. Ponemos nuestro granito de arena para que se produzca ese cambio.

Privilegios

Privilegio: exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia.

Machismo: actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres.

Patriarcado: organización social primitiva (y no tanto) en que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familia, extendiéndose este poder a los parientes aún lejanos de un mismo linaje.

Si unimos estos tres conceptos, ¿qué nos da? El mundo del fútbol y todos los satélites que le rodean.

Esperábamos con ansia la asamblea extraordinaria de la RFEF en la que, ya se anunciaba el día anterior, se iba a comunicar la dimisión del actual presidente y, quizás, del seleccionador del equipo femenino.

Bueno, pues, rodeado de sus palmeros, jaleadores, bufones, papanatas, cagalindes, zurcefrenillos, etc. el actual presidente de este organismo que representa a este país en el mundo del fútbol, se ha reído en nuestra cara y ha dicho que de dimisión nada de nada.

Ha culpado al «falso feminismo» del revuelo causado tras la celebración, siempre consentida, que se realizó tras la victoria de las CHICAS de la selección de fútbol. Porque quienes hicieron todo el trabajo fueron ELLAS. Las campeonAs son ELLAS.

En el discurso que se ha realizado ante quienes han asistido a la asamblea, estando sus dos hijas presentes, ha hecho alarde del título de machismo que ostenta, relatando, punto por punto, todo contra lo que lucha el feminismo (que no es lo contrario a machismo, cuidado). Él se convierte en víctima y ella es tildada de mentirosa porque, en una conversación que debió de suceder en su cabeza (por lo que se ve en las imágenes), presta su consentimiento para darse un «pico» como muestra de la emoción y euforia que le embargaba a él tras tratar de calmar esa excitación tocándose sus partes pudendas en el palco ante la presencia de la reina y la infanta. Todo un acto de diplomacia y saber estar de un representante de un órgano oficial que representa a este país llamado España (léase el sarcasmo, por favor).

Pero ese «falso feminismo» al que él ataca se ha unido más que nunca y se muestra fuerte y unido. Declara abiertamente (yo misma lo hago) su apoyo incondicional no sólo a Jenni Hermoso, que ha sufrido en sus carnes, de forma pública, un acto de abuso de poder, sino a todas las jugadoras de la selección femenina de fútbol actual y quienes no volvieron a ella por decir las cosas claras.

Jenni Hermoso ha dado un paso adelante respaldada por su equipo de representación y su sindicato. Pero también está respaldada por el resto de sus compañeras y, entiendo, que amigas y por algunos de los hombres que han dicho alto y claro que no aguantan más comportamientos de trogloditas como éstos. Han sido pocos los que en las redes sociales se han posicionado claramente del lado de Jenni Hermoso, pero tienen un gran valor ejemplarizante para la juventud y el resto de la sociedad.

Este señor del Cromañón no sale más reforzado de esta asamblea, sino que sale más cuestionado no sólo en España, sino también en el extranjero. Quizás podemos decir que aunque grite hasta la saciedad que no dimite, está siendo perseguido de cerca para inhabilitarle y sancionarle por todo lo que se ha podido ver el pasado domingo 20 de agosto.

Además, el discurso que da en la asamblea es después de compartir un vídeo en el que trata de disculparse, sin éxito, por cierto, pero que también demuestra el nivel de machismo que existe dentro de él.

Como diría Octavio Salazar: Rubiales es el hombre que no deberíamos ser.

«Querido» (léase de nuevo el sarcasmo), no te equivoques. No has ganado absolutamente nada, las feministas, esas a las que tú englobas dentro del «falso feminismo que es una lacra» de este país, están en bloque, a muerte con Jenni Hermoso, con las jugadoras de la selección y con todas las mujeres que, en algún momento, nos hemos encontrado con algún Rubiales en nuestra vida. Esto que estamos demostrando se llama sororidad, apoyo incondicional. No nos van a volver a callar, no nos van a silenciar hombres como tú que nos amenazan con denuncias vacías por decir lo que realmente ha sucedido.

Ya lo explicaba en mi artículo de esta semana en Noticias Salamanca donde hablaba de las machiruladas (enlace a continuación). https://noticiassalamanca.com/firmas/machiruladas/

Estamos más que hartas de encontrarnos a hombres como tú y que nos manden callar, nos llamen histéricas o locas. No lo somos, lo sabemos. Hombres como tú nos vais a encontrar de frente, vamos a luchar por erradicar esas actitudes machistas que emborronan el avance de esta sociedad hacia la igualdad real y efectiva.

Como dijo el presidente del Gobierno en funciones: esto demuestra que aún nos queda mucho por hacer.

Tengo claro que esto no va a quedar así. Tengo fe en que se van a tomar las medidas oportunas para que no vuelva a suceder y que, en mi opinión, son que tanto tú como el resto de tus palmeros salgáis con el rabito entre las piernas para hacer una limpieza profunda en un área que huele demasiado a machismo.

Como siempre os hemos demostrado que valemos, que podemos y somos capaces de conseguir muchas cosas a pesar de hombres como tú.

Sabes donde tienes la puerta. Y como no te quieres ir, ya nos ocuparemos de echarte.

Pobreza

Soy pobre.
No es esa pobreza que me lleva al riesgo de exclusión social, pero soy pobre.
Tengo que reconocer que ahora el sueldo que tengo, para mi ciudad, no está mal, por fin, después de bastantes contratos durante bastantes años, tengo jornada completa… A pesar de todo esto, mi salud mental se está resintiendo bastante.

Soy pobre, soy mujer, sola y madre. Menudo combo compañeras y compañeros.

Gracias a las becas, mi hija ha tenido la oportunidad de estudiar un módulo de formación profesional y una carrera. Si no hubiese sido así, yo, posiblemente, no hubiera podido pagarle unos estudios.

Gracias a la reforma laboral, tengo un contrato indefinido, aunque sea fijo discontinuo. Pero se acabó la trampa del contrato por obra y servicio interminable.
Gracias a esta reforma laboral, una «entidad» me decía que no me podía volver a contratar porque esta reforma bla bla bla. Excusas por miedo, por desconocimiento, porque le resultaba más cómodo, y un largo etcétera.

Gracias a estos cambios producidos en estos casi cuatro años, el salario mínimo interprofesional ha subido y estamos más cerca de cobrar un salario más digno. Ya no nos pueden pagar la miseria que pagaban antes, sino que el salario base es más elevado que hace 4 años; y esto no ha hecho que la economía decrezca, ni que haya más paro ni toda la serie de catástrofes que nos decían que sucedería.

Antes, he estado tiempo mal sobreviviendo con mierdas de contratos de unas horas por obra y servicio, por obra y servicio cobrando bastante menos de lo que me correspondería por el trabajo desarrollado.
Y también gracias a mi madre y mi padre que siempre me han ayudado, por supuesto.

Gracias a la labor realizada durante estos casi 4 años, ella y él han podido ver que su pensión ha subido algo, pensando en echar siempre una mano a sus vástagos.


Soy pobre porque vivo, afortunadamente, en un piso y escucho todas las noches como el vecino tira de la cadena antes de meterse en la cama o como su hijo juega en el ordenador con no sé cuantos amigos al otro lado de la línea, da igual la hora que sea; o escucho al vecino de al lado diciéndole a uno de sus hijos que se meta en la cama y apague la tablet; o participo en las risas y conversaciones de la vecina que tengo salón con salón y le digo «salud» tras su estornudo.

A pesar de que mi sueldo ha mejorado, sigo siendo pobre porque miro las ofertas en el supermercado y prefiero comprar marca blanca antes que gastarme el doble porque es de la marca «Perico el de los palotes».
Soy pobre porque sigo teniendo el mismo coche que hace 17 años (y que aguante, por favor).
Soy pobre porque hago números para tratar de salir un fin de semana largo con las amistades y que nos salga lo más barato posible. ¡Vivan las casas rurales compartidas!

Soy pobre porque cuando quiero hacer algún curso que me interesa profesional o académicamente, le doy cientos de vueltas y busco diferentes opciones para ver cuál es la más barata. Porque, claro, si pago ese curso, me lo tendré que quitar de algún sitio o tendré que pensar que el móvil que necesita mi hija tendrá que ser de una gama inferior o…

Seguiré siendo pobre toda la vida porque no confío mi futuro financiero a que me toque la lotería o el euro-millón.

Soy pobre porque casi mi único capricho son los libros y me sienta mucho mejor pasar tiempo con mi familia y amistades, antes que un viaje a Laponia que no puedo pagar o que lo tendría que pagar pidiendo un crédito que estaría pagando eternamente.
Tengo cabeza y dos dedos de frente o tres.

Soy pobre porque me pienso mucho el comprar determinadas cosas que necesito por trabajo o porque la evolución de la sociedad me obliga. He tardado años, literal, en comprarme una batidora.

Soy pobre, pero quiero que las cosas vayan mejorando poco a poco, aunque yo no las vea, pero que sí las puedan disfrutar mi hija y mis sobrinas.

Soy pobre, pero los avances sociales harán que mejore mi vida, pero también la vida del vecino de arriba que me trae por la calle de la amargura, y la de mi hija, la de mis sobrinas, la de mi hermana, la de mi hermano, la de mis amistades, incluso la de mi padre y mi madre.

Eres pobre y si no te das cuenta de las mentiras que te quieren hacer colar determinadas personas con eso de las bajadas de impuestos, etc. Háztelo mirar, en serio, desde el cariño.

Maixabel

Por fin, la semana pasada, me senté, tranquilamente, a ver la película «Maixabel» dirigida por Icíar Bollaín.

Para quienes no sepan la trama de la película, diré que habla de Maixabel, viuda de un político vasco asesinado por la banda terrorista ETA. Hace un resumen de varios años tras el asesinato de su marido. Se expone cómo se enfrenta esta mujer a la vida tras el asesinato.

Maixabel demuestra que el odio no sana heridas, que el odio nos va destruyendo por dentro.

La protagonista sigue trabajando en aquello que cree, manteniendo sus ideas a pesar de tener que vivir acompañada, durante años, de escolta porque estaba en el punto de mira de la banda terrorista.

Maixabel nos muestra que nuestra mente necesita respuestas para cerrar esas heridas que nos provocaron, ya sean grandes o pequeñas. Ella necesita tener delante a los asesinos de su marido para responder a los por qués y hallar la calma.

Esta mujer tiene unos ovarios enormes y nos ha demostrado mucho a lo largo de estos años.

Recuerdo la concentración que hubo cuando el secuestro, y posterior asesinato, de Miguel Ángel Blanco. Fue algo tan sonado, que toda la población salió a la calle mostrando su repulsa hacia ETA. Me viene a la memoria la Plaza Mayor de Salamanca abarrotada, con las manos blancas, y gritando contra ETA. Me estremeció tanto, tanto…

Recuerdo la angustia cuando en el Telediario hablaban de un nuevo atentado en Madrid. Siempre me venía a la mente la misma persona y el corazón se me encogía hasta casi desaparecer.

Esta película de Icíar Bollaín nos ayuda a conocer la historia para no olvidarla y que no cometamos los mismos errores.

Es necesario dejar sanar y cicatrizar las heridas, perdonar, pero nunca olvidar para evolucionar y no fallar en lo mismo.

Ladies y fútbol

A veces, el tiempo, por mucho que queramos estirarlo, no nos da para llegar a todos los lugares y tenemos que priorizar.

En ocasiones, por mucho que te guste algo, por organización, por tiempo, por X, no lo puedes hacer cuando te apetece y lo vas postergando.

Pero, existen momentos en los que es necesario poner límites, aunque luego estés rumiando que tenías que haber hecho, que tenías que haberlo dejado pasar, que tenías que…

Ayer fui al teatro con amistades. Tuve la suerte de disfrutar de una obra de teatro a la que le tenías ganas. La fortuna quiso que llegara a mi ciudad y que me acordara de comprar las entradas (apuntarlo en la agenda también ayudó bastante).

No defraudó. Fueron dos horas y media de auténtico espectáculo visual, sonoro, emocional.

«Ladies football club» es una obra de teatro (bajo la dirección de Sergio Peris-Mencheta) que nos acerca a la historia de las mujeres de principios del siglo XX de la Inglaterra de la guerra.

Lo que narraba, a través de un grupo de 11 mujeres inglesas que trabajaban en una fábrica mientras sus «hombres» estaban en el frente, es lo que cuenta también Carlos Beltrán en su libro «Prohibidas pero no vencidas» sobre las mujeres en el deporte.

«Ladies football club» son dos horas y media de historia, de feminismo, de narración, de música y voz en vivo y en directo. Nos cuenta para que no olvidemos lo invisibles que hemos sido las mujeres; como la historia se aprovecha de nosotras y, cuando ya no somos «necesarias», nos vuelve a poner en nuestro rol en el ámbito privado, condenándonos al ostracismo de nuevo.

Son dos horas y media de representación que no tienen desperdicio. Cada minuto es necesario (a pesar de lo que le escuché a un «joven» al finalizar la representación) para contextualizar el momento, para situarnos en la historia, para conocer los motivos de lo que se hacía y de lo que se hizo después.

Cada minuto, cada frase, cada historia, cada canción es necesaria para recordar lo que hemos vivido las mujeres a lo largo de la historia, lo que hemos conseguido y gracias a quién, y lo que tenemos que seguir luchando para no retroceder en exceso.

El grupo de 11 mujeres hace una actuación maravillosa. Sus voces son espectaculares. La escenografía… no tengo palabras. Compruebas parte de los entresijos de la farándula teatrera, el trabajo que se desarrolla, el esfuerzo físico, mental…

Actrices conocidas por otros trabajos, nuevas actrices de las que tenía dudas, pero que me han encantado. Voces sublimes acompañadas por cada nota musical con música en directo(piano, violín, guitarra española y armónica). Coreografías simétricas. Unión de 11 mujeres para trasladar una historia y que nos hicieran poner la carne de gallina.

Ovación final de largos minutos. Público en pie. Narración de historia para no olvidar la historia que nos quieren hacer olvidar.

¡Larga vida al teatro!

Merlí

Por fin he terminado de ver la serie «Merlí», serie que dejó de emitirse en 2018. Varios intentos he tenido, pero al final, entre unas cosas y otras: no encontraba las tres temporadas; las encontraba, pero en catalán y no me apetece leer subtítulos; porque no me acordaba; porque no me apetecía en ese momento…

Bueno, pues finalmente la he visto por completo.

En sí, el concepto, el meollo (o lo que creo que es el meollo para mí), me ha gustado: una forma diferente de dar clase, un modo de hacer reflexionar, criticar, cuestionar lo que nos rodea.

Creo que en esta forma. Considero que hay que hacer las clases dinámicas, atractivas para animar a la infancia y adolescencia a que tengan ansias de saber, de conocer, de investigar. Les tenemos que animar a que reflexionen, a que se pregunten, a que no den nada por supuesto.

Se comprueba el éxito que tiene un profesor que es diferente, «problemático» para algunas personas, carismático y divertido para otras.

Vemos como «lo diferente» choca con lo cotidiano, con lo que consideramos que es normal. Comprobamos que se critica a aquello que se escapa de la norma.

Pero no todo es maravilloso, considero yo, en esta serie.

El protagonista es egoísta, manipulador, no llega al punto de la misoginia, pero sí es capaz de manipular a las mujeres para obtener lo que quiere de ellas (incluida su madre, «La Cadulch»). Es capaz de mentir para conseguir aquello que se propone: desde quedarse en casa con su madre, a seguir en una relación que a él le interesa.

Es el profesor-colega de la clase de Bachillerato, al que todo el mundo acude a pedir consejo. Se jacta de ello, pero también se queja por tanto trasiego de adolescentes y sus hormonas. Pero comprobamos que por su egoísmo y egocentrismo dejó «abandonado» a su hijo durante muchos años y, ahora, tiene que convivir con él, conocerle; y, en cierto sentido, parece que hace más caso al resto de adolescentes, que a su propio hijo.

Ese egocentrismo, esa manipulación para todo (para obtener de todas las mujeres lo que quiere y para conseguir sus propósitos en el instituto), esa imagen de hombre macho-alfa se va diluyendo muy lentamente a lo largo de las tres temporadas. No quiere que se conozca su sensibilidad, sus ganas de ayudar porque eso demostraría que él también necesita que le ayuden.

Es una serie que me ha dado una de cal y otra de arena. En cuanto a la docencia me ha encantado y he aplaudido su forma de explicar filosofía (ya me hubiese gustado a mí), pero, por otro lado, le hubiese arrancado los pelos del pecho uno a uno con fuertes tirones cada vez que veía cómo engatusaba, manipulaba a las mujeres a las que quería usar para obtener placer.

Para gustos, los colores.