Bahía de Caraquez, Ecuador 1ª parte

He cumplido mi sueño, por fin. Se suele decir que más vale tarde que nunca. Pues bueno, no ha sido tarde, tampoco ha sido pronto, sino en el momento justo, creo yo.
15 años he tardado en viajar a Ecuador, aunque algún año más en viajar a Latinoamérica (me daba igual el destino). 
Mucha gente me preguntaba que cuál era el motivo de haber elegido Ecuador y, encima, una ciudad «desconocida» como Bahía de Caraquez. La razón es muy simple: allí tengo a mi amigo Benja y me daba mucha más seguridad que viajar a Quito, la capital, o a otra ciudad.
 
 
Allá me he sentido como en casa. Estaba con mi gran amigo Benja, pero también compartía el día a día con sus compañeros de la Comunidad del Sagrado Corazón de Jesús. Durante 20 días he formado parte de esa familia, he compartido mesa, conversaciones, me he reído, he disfrutado de su compañía, de sus «piques», de su comida, de su experiencia… Realmente me han hecho mi estancia muy fácil y muy agradable.

Nada más llegar a la ciudad, he sentido el calor y la cercanía de la gente. Todo el mundo estaba dispuesto a ayudarme, a llevarme, a traerme, a conversar conmigo y a recordarme, casi a diario, que había ido por poco tiempo, más si les decía que tenía que «trabajar» y que me quedaba poco margen para visitar lugares y rincones.
Mi doctorado ha sido el causante de este viaje, organizado en tres meses (casi mejor, sin tiempo a pensarlo mucho). Por ello iba más por trabajo/estudios, que por ocio. He podido disfrutar de algunos rincones del país, pero también es cierto que me han quedado otros lugares por descubrir y disfrutar: Cuenca, Portocristi, Quito (lo he visitado, pero ha sido corto), la Isla Corazón, Guayaquil, etc.
He disfrutado del calor de la gente, de su cercanía, de su predisposición a acompañarme, a enseñarme, a conversar conmigo, … Me he sentido integrada en esa ciudad, en la parroquia (donde he pasado muchos momentos) con ese grupo de mujeres que lo hacen todo más fácil, más liviano, donde chismorreábamos, «hacíamos trajes», hablábamos de mi vida en España, de su vida en esa ciudad que tiene que emerger, de política (sí, de política yo!!!), del clima, de la gastronomía,…
 
He tenido la oportunidad de oler, sentir, oír el océano. Ese océano Pacífico que no tenía nada de manso, al contrario, bravito estaba casi todos los días.  Un agua salada que echaba de menos porque este verano no había podido disfrutar de ella. En esta ocasión, en estos días, no me he hartado, sino que he visto otra perspectiva de ella.



Ha sido una suerte compartir momentos, horas del día, trabajo, confidencias, risas, viajes y tantas cosas que se quedan para mí, con mi gran amigo, con mi «director espiritual» (jajaja), con mi hermano mayor. Esa persona que se marchó de nuestra Salamanca querida hace 15 años y que siempre ha estado a mi lado, a pesar de la distancia. Una de las personas más importantes de mi vida (lo sabe y lo saben), de ésas a las que no quiero perder. Ha sido mi guía por Bahía, mi protector (no me dejaba casi en ningún momento y, en ocasiones, era demasido protector 🙂 Le estaré eternamente agradecida.
 
En próximos post iré desgranando mis 20 días en Bahía de Caraquez, ciudad a la que le queda mucho por crecer, a la que ya llevo en mi corazón, al igual que a sus gentes. Iré contando mis peripecias, mi adaptación, mis charlas, la Universidad, las mujeres del Movimiento de Mujeres La Merced, las reuniones con diversas comunidades, el día a día… De momento, esto es un anticipo y un agradecimiento tanto a las personas del otro lado del charco, como a las personas que dejé en mi tierra charra: ¡GRACIAS!

Cuando algo va mal… ¿qué debemos hacer?

Cuando la vida nos da un golpe, cuando las cosas vienen del revés, cuando se presentan de distinta manera a cómo habíamos pensado o planeado, cuando nuestra vida se tambalea a causa de una enorme tempestad, nos bloqueamos y no sabemos qué hacer.
Es bueno quejarse, pero no a todas horas, en todo lugar y ante cualquier persona. Es bueno expresar en voz alta que estamos en desacuerdo con algo o con alguien, expresar nuestra decepción y descontento. Pero no nos podemos regozigar en ese estado de lamentación, de desidia, de desasosiego. Tenemos que levantarnos y seguir luchando.
En el siguiente enlace nos dicen las 8 cosas, los 8 consejos que debemos recordar cuando algo va mal. Cumplamoslo, no nos dejemos llevar por la derrota. Todo pasa, todo tiene algo positivo. Encontremoslo.

http://sermejorpersona.com/p-8-cosas-que-debes-recordar-cuando-algo-va-mal-2-1679

¿Cuánto vales?

Rupturas, desengaños, incertidumbres, mal estar… Últimamente, no sé qué me pasa, pero a mi alrededor, no sé si afortunadamente o desafortunadamente, hay personas que comienzan a partir de cero después de una ruptura (me da igual el tipo que sea).
El otro día comentaba con un amigo, que voy a cobrar por asesorar a las personas. Así, si no me hacen caso, sobre todo si es por temas legales, no me sentiré tan utilizada y tan mal por el «tiempo perdido» y la energía gastada.
Leí, hace un par de días, este artículo de Huffington Post y me di cuenta que dice/escribe cosas que yo siempre digo.


¿Seré una psicóloga frustrada? ¿Será que la experiencia de la vida te hace realmente más sabia? O, ¿simplemente es casualidad?

Acá comparto un artículo que habla sobre lo que debemos hacer cuando se rompe una relación. Da unos pequeños consejos ante la ruptura. Pero yo creo que, el mejor de todos, es «darle la vuelta a la tortilla», buscar el lado bueno de las cosas y sonreír, porque la sonrisa nos ayuda a llevar las cosas de mejor manera, acompañarnos por aquellas personas que nos aportan cosas positivas, que nos ayudarán en este camino de la recuperación tras una ruptura, la cual siempre es dolorosa. Tenemos que dejar de lado a esas personas que no nos aportan nada, que, quizás, lo único que hagan es ser más perjudiciales y dañinas para nosotros/as que nosotras mismas.

http://www.huffingtonpost.es/cesar-martinez-romero/que-hacer-cuando-te-rompe_b_5779262.html?utm_hp_ref=spain

Así que, para todas aquellas personas que quieran romper o que hayan roto con algo o alguien, la tarea para los próximos días es la siguiente:

El cuerpo de una madre

Últimamente se está hablando mucho del cuerpo, del canon de belleza. Hay artículos que nos muestran cómo se modifica un cuerpo mediante el photoshop. Algunas modelos se quejan de esta «manipulación» de su cuerpo y actrices se dejan fotografiar con la «cara lavada». A otras mujeres se las machaca mediáticamente cuando suben unos kilos de más porque han dejado de fumar (es el caso de Tania Llasera).
El cuerpo de una mujer sufre muchos cambios a lo largo de su vida (como el del hombre). Pero si, llegado el momento, decides ser madre, los cambios son más que evidentes. Una vez nacida la criatura, puede suceder que tu genética te ayude rápidamente a que todo vuelva a su sitio o que necesites de ayuda extra para recuperar la «figura».
Yo, en su momento, la recuperé, pero después, la genética no fue generosa, y el cambio se volvió a producir. Tengo que reconocer que hay veces en las que estoy conforme con lo veo y otras no. Ya sabéis, esos días en los que te levantas con el pie izquierdo y ves que todo lo tuyo está mal y no sabes cómo arreglarlo, así que, te lamentas y estás de bajón más tiempo del debido. 
La fotógrafa Jade Beall se fotografió después de ser madre, sin ningún tipo de retoque, al natural, y lo subió a la red. Acto seguido, numerosas madres le pidieron que las fotografiase.
En el siguiente enlace aparece el vídeo que se ha elaborado a través de las distintas fotografías tomadas a diversas mujeres después de ser madres. 

http://www.piensatv.com/el-cuerpo-de-una-madre-sin-photoshop/

Muchas veces olvidamos que la perfección no existe. Las marcas que nos dejan a las mujeres un embarazo o dos o tres,… son signos de lo que la naturaleza nos ha proporcionado: ser madres, traer al mundo a pequeños seres maravillosos que nos recuerdan, constantemente, el milagro de la vida.

Teresa de Calcuta dijo…

Hay personas que tienen pareja pero se sienten tan solas y vacías como si no las tuvieran.
Hay otras que por no esperar deciden caminar al lado de alguien equivocado y en su egoísmo, no permite que ese alguien se aleje aún sabiendo que no le hace feliz.

Hay personas que sostienen matrimonios o noviazgos ya destruidos, por el simple hecho de pensar que estar solos es difícil e inaceptable.
Hay personas que deciden ocupar un segundo lugar tratando de llegar al primero, pero ese viaje es duro, incómodo y nos llena de dolor y abandono.

Pero hay otras personas que están solas y viven y brillan y se entregan a la vida de la mejor manera. Personas que no se apagan, al contrario, cada día se encienden más y más. Personas que aprenden a disfrutar de la soledad porque las ayuda a acercarse a si mismas, a crecer y a fortalecer su interior.
Esas personas son las que un día, sin saber el momento exacto ni el por qué, se encuentran al lado del que las ama con verdadero amor
y se enamoran de una forma maravillosa.

TERESA DE CALCUTA

«Los muertos de hambre»

 Hoy me voy a hacer eco de un vídeo que he visto la semana pasada y que me ha impactado. 
Seguro que reconocéis al protagonista del mismo, al que pone la voz y la cara, pues es un joven actor que ha salido en varias de las series de TV que están tan de modo en la actualidad.

En el vídeo nos habla de los/as artistas, de cómo son considerados/as unos/as muertos/as de hambre porque claro, el arte, la creatividad, la imaginación… no da de comer.
No voy a decir más, porque todo se dice en el vídeo. Yo me quedé sin palabras, con un nudo en la garganta y los ojos llenos de lágrimas.
El mundo del arte, en cualquiera de sus vertientes, es necesaria. Es una forma de expresarte, de expresar tus sentimientos, de desahogarte, de mostrar al mundo, a las personas de qué estás hecho, qué es lo que haces, qué puedes hacer,…
Cada vez me gusta más el mundo de «estos muertos de hambre».
Dije que no iba a decir mucho, así que… disfrutad del vídeo, pensad. La luna os espera.