Migra…¿qué?

A algunas personas les salen sarpullidos cuando se trata de hablar sobre personas que vienen de otros países a residir en España.

Migración. Inmigrantes. Migrantes. Exiliados. Refugiados. Migración.

Cuidado, hay clases y clases. Tipos y tipos de personas que se desplazan por el mundo. Hay la clase A (vienen a dejar dinero a nuestro país), clase B (estudiantes), clase C (vienen a robarnos, a quitarnos a nuestras mujeres, a quedarse con nuestro trabajo) y la clase D (quienes saltan la valla y/o vienen en pateras). Así, a grandes rasgos.

Por otro lado, nos resulta gracioso, entrañable, pensar en Paco Martínez Soria en una de sus películas en blanco y negro, cuando llegaba a la gran ciudad, Madrid, proveniente del pueblo en «La ciudad no es para mí».

Eso es una película. Una ficción. ¿O tal vez no?

Se nos olvida que nuestros abuelos (y algunas abuelas) marcharon hace años de nuestro país escapando de la guerra o huyendo de una guerra que, en cierto modo, no iba con ellos. Querían trabajar para obtener dinero que enviar a sus familias que quedaron en España y que pasaban mucha hambre.

¿Se distancia mucho de lo que pretenden las personas migrantes que llegan a nuestro país? Yo creo que no. Lo que sucede es que es nuestro país el que recibe población. Se nos olvida que hay mucha juventud que marcha a otros países porque aquí no encuentran trabajo «de lo suyo» y en países de Europa se los rifan, se puede decir que literalmente, porque tienen unos estudios y una formación que escasea en esos países. Pero nuestra juventud está en el extranjero. Es algo positivo.

Sobre Migración y Migrantes son los tres libros que os recomiendo.

Uno ya lo conocía. Lo vi en la Librería Mujeres (Madrid) al poco de salir publicado. Sus ilustraciones no necesitan palabras. «Migrantes» es un libro que, si tienes un poco de sensibilidad y mente abierta, te remueve por dentro sin necesidad de frases que expliquen lo que estás viendo. También considero que es un libro para personas adultas y que, si lo ven menores, tiene que ser acompañadas/os de un persona «mayor» para entablar un diálogo.

Lo bueno de crear lazos con la bibliotecaria, es que te recomienda libros aunque tú no lo pidas. Te conoce, literariamente hablando, y sabe qué necesitas en cada momento.

Esto sucedió con los otros dos libros que acompañan a «Migrantes».

«Caja de cartón» habla de esa migración que determinadas personas no quieren. Trata la historia de una madre y de su hija, del trayecto que realizan en un barco/patera que se hunde, de cómo llegan a las costas, del apoyo y la red que crean con otras/os migrantes y de cómo la ignorancia hace que se repudie a lo diferente.

«Un largo viaje» nos hace un símil con las migraciones de las aves. Mientras ellas huyen del frío hacia el Sur del Planeta, un grupo de personas huyen del calor del Sur y buscan el «frío» del Norte. Pero el viaje es totalmente distinto.

Estos libros son para leer en compañía, para dialogar, para cuestionar, para reflexionar. Para entender primero la parte adulta y que después pueda responder a las preguntas que las/os peques les puedan hacer.

Migración. Es eso que lleva sucediendo desde hace millones de años. No lo olvidemos.

Incendiaria

Mi hija me regaló un Pulpo pop-it para que, en los momentos de estrés, le dé a los puntitos para desestresar y «no la líes, mamá». Me llamó incendiaria.

No entiendo el motivo. Yo sólo expresé en redes sociales una idea, un sentimiento que me generó las elecciones autonómicas. Ni más más, ni más menos.

Incendiaria.

Como si hubiera salido a la calle a quemar contenedores. O me hubiera quitado el sujetador en medio de la calle y le hubiese prendido fuego.

Tengo el alma hippie, pero, de momento, no llego a tanto.

Sí es cierto que hay determinadas situaciones que me remueven demasiado por dentro y que me provocan malestar, ganas de llorar a mares (que lo hago), ganas de alzar la voz y gritar, de quitar de un manotazo a quien está dejando hacer cosas que entiendo que son inhumanas, malvadas y poco coherentes.

Ayer presenté el libro en mi barrio, en la biblioteca de La Vega. En este barrio de casitas blancas que tan buenos recuerdos me trae: fiestas en septiembre bailando, rotura de dedo por culpa de unos petardos, noches de verano de confidencias,…

Iba con miedo por si no iba gente. Sabía de personas de mi entorno que al final no podrían ir. Pero las expectativas se cumplieron con creces. Lo de la venta de libros ya es otra historia. Por lo menos estuvimos casi dos horas conversando (y porque corté). Intenté responder a todas las preguntas que me hicieron, dar información veraz y auténtica, cuestionar…

Incendiaria.

Fijo que eso me hubiese dicho mi hija (toda preocupada porque no fuera gente) si me hubiese escuchado contestar a la pregunta sobre PP-VOX en Castilla y León.

Sí. Lo siento. Pienso que lo tenemos jodido todas las personas que nos dediquemos a lo social con este binomio en el poder autonómico. Pienso que vamos a retroceder muchos pasos en materia de igualdad (en todos los aspectos) en los próximos 4 años. Es mi sentimiento y creo que no me voy a equivocar, desgraciadamente.

Por mucho que digan que la igualdad no se toca. Es la primera moneda de cambio cuando quieren agarrarse con firmeza al asiento de gobierno. Les ha faltado poco. Y se siguen jactando que durante su gobierno (35 años llevan y lo que te rondaré morena) se ha aumentado la partida presupuestaria para los temas de igualdad. Lo que no dicen es que previamente, estos temas, habían sufrido un recorte presupuestario que aún no se ha recuperado, que no cierran centros de emergencia para las mujeres que sufren violencia de género, que no hay recursos suficientes en los pueblos, en el medio rural, que no se destinan recursos económicos ni humanos para trabajar, de forma transversal, la igualdad, que siguen ahogando económicamente y exigiendo a las entidades del tercer sector para ponerse medallitas…

Incendiaria. Sí, lo soy. Porque como dice mi «jefa» en Cruz Roja: soy una abogada (licenciada en Derecho más bien) que le mueve más lo social que lo jurídico.

En el siguiente link podéis leer un resumen que ha hecho Nati Cabezas sobre la presentación de ayer en la biblioteca municipal del Barrio de La Vega: https://www.quitalamordaza.com/2022/03/raquel-lopez-merchan-nos-presenta-su.html

Recordatorios

Normalmente, los recordatorios que te envía Facebook te hacen evitar varios apuros: que se te olvide una cita a un evento cultural, que no recuerdes felicitar a algún familiar o amistad cercana… Cosas de este estilo.

A veces, incluso, te hacen unas composiciones «muy chulas» de recuerdos fotográficos que, desde la aplicación, creen que te gustaría recordar y volver a compartir.

¡Qué considerado es Mark (y su equipo de trabajadores y trabajadoras)! ¡Cómo se preocupa de tener contenta a las personas que usamos Facebook!

Esta mañana, cuando me he despertado, como siempre, he quitado el «modo avión» del móvil y he dejado que las diferentes notificaciones entren y entren y entren…

He seguido con mi rutina matinal que incluye el volver a pensar que podía ser domingo.

He regresado a la habitación, he cogido el móvil y ahí estaba la notificación de Facebook. Pero el recuerdo de hoy no era alegre, emotivo… Al contrario, era uno de esos recuerdos que duelen en el alma, aunque hayan pasado ya algunos meses.

Hoy hubiese cumplido 70 años «el piojoso». Este hombre cabezón, con genio a más no poder, pero cariñoso, atento, con manos como las de su padre (mi abuelo) que te transmitían todo el cariño y el amor que te sentía y que comenzaron a trabajar la piedra como antaño hacía su padre.

Hoy Facebook es cruel porque me recuerda que no podré llamarle y no podré escuchar su voz metiéndose conmigo, con ese tono de voz tan característico, y llamándome «piojosa», para luego ponerse serio y empezar a preguntar cómo estoy (realmente) y cómo está su hermana, de verdad de la buena, sin endulzar. No volveré a escuchar la pregunta que siempre me hacía: ¿y cuándo vienes a Madrid, hija?

No, ya no podré escucharle, mantener esas conversaciones largas y profundas con él, ya no le podré escuchar sus anécdotas presentes y pasadas, ya no me contará sus planes de viajes, de cuando venga a Salamanca…

Nos lo quitaron demasiado pronto. Y, aunque tuvimos meses de aviso para prepararnos, no pudimos hacerlo, porque no te puedes preparar para la marcha de alguien joven.

Hoy es día para el recuerdo. Para dejar escapar las lágrimas, pero para que vuelvan a la mente todos esos buenos momentos vividos a lo largo de los años. Y dar las gracias por esas vivencias, por compartir tanto, aunque siempre nos parezca poco.

Hoy, odio Facebook.

Expresión

Expresión. Del latín expresssio, expressionis. Según nuestro diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, consiste en la acción de expresar.

Expresar. Del latín expreso. Claro. Manifestar con palabras, miradas o gestos lo que se quiere dar a entender.

A parte de este órgano tan «avanzado» en nuestro tiempo, tan progresista y para nada machista (a ver, momento de sarcasmo en modo ON), la acción de expresar un pensamiento, idea, opinión, aparece recogido en nuestro texto constitucional, reconociéndolo como un derecho que tenemos todas las personas que residimos en este, nuestro país, llamado España (dando igual si haces alarde o no de la bandera y del punto del país donde vivas).

Artículo 20 de la Constitución Española.

Es cierto que, como comúnmente se suele decir, ríos de tinta se han escrito en relación con el, tan manido, derecho a la libertad de expresión. Incluso algún famosete se ha visto entre rejas o ha emigrado a otro país por ampararse en este derecho y parte de la humanidad sentirse dolida por las declaraciones realizadas criticando algún hecho social o a algún organismo o representante gubernamental.

¿Dónde se encuentra el límite? ¿Dónde posicionamos esa delgada línea entre el derecho a la libertad de expresión y el derecho al honor y a la imagen?

No me voy a meter a hacer un análisis legal ni jurídico porque no me va mucho y éste no es el espacio. Esta labor se la dejo a otros u otras lumbreras que saben muchísimo más que yo de leyes. (A ver, aquí otro momento de ironía y sarcasmo porque normalmente quien opina no tiene ni idea del asunto).

Nunca pensé que mis ideas, pensamientos (que cada vez son más claros y profundos) y expresarlos abiertamente en público y en redes sociales me llevaría a una nueva visita a la oficina de empleo. Además, teniendo en cuenta que en ningún momento he expresado (bueno, ahora sí lo voy a hacer, pero a modo de ejemplo, no para llevarlo a la práctica) que ante determinados acontecimientos deberíamos salir a las calles, tomarlas por la fuerza y quemar contenedores y quitarnos los sujetadores como modo de mostrar nuestro rechazo y hacer frente a la opresión que llevamos años viviendo, pues no veo nada malo en mostrar mi descontento con lo que sucedió el domingo en mi comunidad autónoma. No. Esta forma no va conmigo. Quiero decir, la violencia no la contemplo como forma de conseguir las cosas. Soy anti-violencia. «Haz el amor y no la guerra».

Vamos a ver, queridas y queridos, que lucho desde hace años a favor de la igualdad y CONTRA cualquier clase de violencia que sufrimos las mujeres (física, sexual, psicológica, económica, contra nuestro cuerpo, etc., etc.), CONTRA el acoso escolar en cualquiera de sus formas, CONTRA el acoso sexual, laboral, etc. Me pone nerviosa y me llena de rabia cualquier tipo de violencia, cualquier muestra de superioridad y de abuso de poder. Me hierve la sangre a grados inimaginables.

A medida que he ido estudiando (sigo estudiando y formándome, a mi edad, porque no doy nada por supuesto y aprendido) e investigando, he tenido más clara cuál debería ser mi posición en esta sociedad ante determinados acontecimientos y situaciones.

Hay quien me define como una abogada (que no, que no ejerzo, soy licenciada en Derecho) humanista, a la que le mueve, por encima de todas las cosas, lo social (que no socialista, ojo). Ahí estoy yo cuando me necesitan dando apoyo, consejo y acompañando. Así entiendo yo que debe ser la sociedad. Así entiendo yo que debe ser todo lo social. Me implico, le pongo pasión, responsabilidad, ilusión, ganas. Si no fuese así, es que no creería en lo que estaba haciendo y lo haría como una autómata. Y perdonadme, pero tengo sentimientos, no soy fría y calculadora.

En todos estos años, y gracias a mi tesis doctoral, me he vuelto muy crítica, reflexiva, observadora (ya lo era). Pero siempre para sumar, para construir, para crecer. En ningún momento para echar mierda y poner la zancadilla. Trabajo desde siempre en lo social, pero eso no quita que «quien me puede dar de comer» no se lleve un «zasca» cuando hay algo que sé a ciencia cierta que está haciendo mal o que va en contra del beneficio social de las personas que formamos la sociedad, pero, aún así, pueda seguir trabajando con «ellos» (masculino genérico porque en determinados puestos siempre son hombres) y negociando, aplicando la diplomacia humanitaria que me enseñaron que hay que tener. Diálogo, pero sin dejarnos avasallar.

Queremos un mundo mejor (o por lo menos yo), no se lo vamos a poner fácil a quienes nos «mandan». Como sociedad tenemos que estar ahí para recordarles que si están donde están, es porque nosotras lo hemos «decidido».

La que se nos viene encima en Castilla y León es para mantenernos muy expectantes y no echarnos para atrás ni una miejita. Por una vez el foco (hasta ayer) estaba en nuestro territorio. No sé el motivo por el cual quien «ganó» el domingo salía tan contento después del varapalo obtenido. En el pulso de egos que tomó, ha perdido. Quienes han salido reforzados son otros que dan mucho, mucho miedo. Nos está queda todo muy bonito. Pero aquí seguiremos, al menos yo, luchando día a día. Sin descanso. ¿Tú qué vas a hacer?

La party

Teníamos las esperanzas puestas en que, en esta ocasión, la representación de España para Eurovisión fuese algo más acertada.

Tengo que partir reconociendo que no he visto ninguna de las galas, pero sí conozco algunas de las canciones que han participado (quizás las más afines, las que más me han llegado).

Yo, lo reconozco y no me cuesta nada decirlo, estaba con Tanxugueiras. Su canción (y su estilo), me parece que tiene esos componentes que son necesarios en la actualidad: volver a lo de siempre, pero dándole un toque moderno. Además, la letra de la canción me toca porque es un tema que llevo estudiando y trabajando desde hace años. «Non hay fronteiras».

A Rayden le sigo desde no hace mucho, pero sí el tiempo suficiente para haber escuchado bastante su repertorio. Me resulta «innovadora» su puesta en escena: rompiendo moldes, estereotipos… Los hombres también pueden (y deben) llorar y no hace falta ir a la «Calle de la llorería». Hacedlo en casa, delante de la gente,… No se os va a caer nada.

Rigoberta Bandini me la ha descubierto Henar (Buenismo bien) y mi hija. Y, claro, la canción en bucle. Es pegadiza. En mi opinión el mensaje es bonito y muy acorde a lo que está sucediendo en Instagram donde se nos censura a las mujeres algunas partes de nuestros cuerpos que son «más abultadas» que las de los hombres, en algunos casos. Creo que trata de otorgar a las mujeres el sitio que nos corresponde, poniendo en valor y hablando alto y claro de nuestro papel como madres (aquellas que queramos serlo y que podamos) y diciendo verdades como puños (como dirían mi abuela materna y mi madre).

Del resto de canciones he escuchado pinceladas, trocitos. Por ello, no opino.

Creo que la polémica no se debe centrar en la artista, consolidada en el mundo de los musicales, Chanel Terrero. Ni mucho menos. Condeno firmemente todos los ataques que ha recibido, me parecen deleznables e inapropiados. Como ha dicho David Amor en un storie de Instagram: ella es la intérprete, no la autora de la canción.

Acabo de escuchar la canción. He tenido que buscar la letra porque, sinceramente, no entendía casi nada de lo que decía. La puesta en escena y el tema, salvando las distancias, me han recordado a alguna de las actuaciones de Jennifer López que lo que busca es €€€€ y que la gente mueva el cuerpo sin pararse a pensar qué dice la canción. De verdad, no le encuentro enjundía a la letra, no le encuentro sentido, no le encuentro… Creo que ya estoy poseída por lo que llamo «defecto de profesión» y analizo casi todas las letras de las canciones.

David Amor seguía diciendo que había que analizar lo que ha querido la «casa» pública. Ha decidido que dos artistas como Tanxugueiras y Rigoberta Bandini, creadoras y compositoras de las canciones y que si llegaban a representar a España en el festival todos los ingresos irían para ellas, quedasen apartadas en favor de un producto comercial, cuyos beneficios económicos (dejando de lado la publicidad, etc.) no irían a la intérprete de la canción, sino que irían al equipo que ha creado dicha canción.

No estoy decepcionada ni tampoco me ha sorprendido en exceso el resultado final. Me da lástima porque hemos tenido la oportunidad de llevar al festival algo innovador, auténtico, genuino, nuestro… Y el jurado se ha decantado, obviando lo que el público quería, por lo comercial y que, lamentándolo mucho, creo (espero equivocarme) que no nos va a llevar a la gloria, sino que nos quedaremos como siempre y habremos hecho (perdón), habrán hecho pasar un mal rato a una actriz y cantante que no tengo la menor duda de que es maravillosa y una gran profesional.

Todo, absolutamente todo es política. Y si no es así, ya nos encargamos, o ya se encargan, de politizarlo. Nos da miedo llevar un mensaje reivindicativo, nos da miedo llevar un mensaje que sume y que reconozca la variedad de culturas y de dialectos que enriquecen España.

Pero con lo que me quedo es con la reacción de Tanxugueiras, Rigoberta Bandini y Rayden (sobre todo de las dos primeras por lo simbólico) de apoyo incondicional a Chanel Terrero. Eso es sororidad y lo demás… es lo demás.

Mujeres de luz

El mes de enero no puede finalizar sin que escriba un post. He borrado absolutamente todo lo que había escrito hacía más de 10 días porque ya no me apetece escribir sobre ello. Ha perdido todo el sentido.

Ahora quiero escribir sobre lo que he estado haciendo esta semana y durante el mes de diciembre.

2021 se ha caracterizado, otra vez, por el Covid-19. Yo, a pesar de todo, he estado trabajando. Trabajos de pocas horas algunos, otros en los que me he involucrado y he aprendido, otro en el que he disfrutado de la magia del paraje, de la compañía, del Duque… Se puede decir que he trabajado sin descanso durante el 2021 no sólo en cuanto a trabajo remunerado se refiere…

El mes de diciembre, por imposición, era mi mes de «vacaciones». Pero tampoco ha sido totalmente así. Se me metió en la cabeza, meses atrás, que tenía que volver a escribir un artículo (algo que había ido posponiendo porque no encontraba algo que realmente me motivara después de algunos «noes»). Seguiría con «mi tema»: mujeres migrantes. Pero le daría una vuelta de tuerca y me centraría en un lugar en concreto: el medio rural.

De este modo se fue gestando en mi cabeza qué quería conseguir con el artículo, cómo lo quería hacer, qué necesitaba… Volvería a las entrevistas personales. Volvería a realizar un estudio de campo como buena «no» socióloga que soy, jajajaja.

Así que… me puse manos a la obra. Necesitaba encontrar a mujeres migrantes. Y a eso me puse.

Desde mediados de diciembre, más o menos, hasta esta semana (me queda aún alguna entrevista por hacer la próxima semana) he estado entrevistando a un grupo de mujeres que residen en la provincia de Salamanca, y fuera de ella, para que me cuenten su visión de la migración rural.

Terminé la tercera entrevista pletórica, emocionada y con la sensación de que, si quisiera, podría escribir mi segundo libro. Pero decidí ir paso a paso y centrarme en redactar un buen artículo, publicarlo en una buena revista (si es feminista mejor) y después, ya se vería. Que aún estoy con los dolores posparto del primer libro.

Pero lo de esta semana… Lo de esta semana ya ha sido el culmen (y aún me queda por realizar una entrevista esta semana, más las de la próxima semana).

Luciérnagas en el bosque

Todas las mujeres que llevo entrevistadas son mujeres de luz. Tienen una luz especial. Como diría una de ellas, la primera a la que entrevisté, tienen un aura… que a pesar de todos los pesares, a pesar de sus vivencias regulares o malas, transmiten paz, generosidad, alegría. Pero también fuerza, entusiasmo, ganas de seguir adelante, de seguir aprendiendo, de dejarse sorprender.

Son mujeres que demuestran su generosidad, muchas de ellas, por aceptar participar en esta locura que se me pasó por la mente hace unos meses sin apenas conocerme o sin conocerme en absoluto. Por eso les estoy agradecida de corazón.

Son mujeres a las que no puedo describir sin quedarme corta. Escucharlas ha sido maravilloso. Compartir risas ante las ocurrencias, los comentarios, las vivencias, las anécdotas ha sido un bálsamo de tranquilidad. He salido de todas y cada de una de las entrevistas con un subidón tremendo, con una energía, con unas ganas de sentarme a escribir, a escribir y escribir. Pero también en la cabeza me daban vueltas y vueltas las ideas, las frases que me habían impactado más, las historias que me habían contado.

Son mujeres de luz porque la emiten sin quererlo. Porque comparten. Porque suman.

Cada una de estas mujeres es diferente, pero todas ellas son iguales a la vez. ¿Un sinsentido? No, es la realidad.

Gracias.