Mujeres de luz

El mes de enero no puede finalizar sin que escriba un post. He borrado absolutamente todo lo que había escrito hacía más de 10 días porque ya no me apetece escribir sobre ello. Ha perdido todo el sentido.

Ahora quiero escribir sobre lo que he estado haciendo esta semana y durante el mes de diciembre.

2021 se ha caracterizado, otra vez, por el Covid-19. Yo, a pesar de todo, he estado trabajando. Trabajos de pocas horas algunos, otros en los que me he involucrado y he aprendido, otro en el que he disfrutado de la magia del paraje, de la compañía, del Duque… Se puede decir que he trabajado sin descanso durante el 2021 no sólo en cuanto a trabajo remunerado se refiere…

El mes de diciembre, por imposición, era mi mes de «vacaciones». Pero tampoco ha sido totalmente así. Se me metió en la cabeza, meses atrás, que tenía que volver a escribir un artículo (algo que había ido posponiendo porque no encontraba algo que realmente me motivara después de algunos «noes»). Seguiría con «mi tema»: mujeres migrantes. Pero le daría una vuelta de tuerca y me centraría en un lugar en concreto: el medio rural.

De este modo se fue gestando en mi cabeza qué quería conseguir con el artículo, cómo lo quería hacer, qué necesitaba… Volvería a las entrevistas personales. Volvería a realizar un estudio de campo como buena «no» socióloga que soy, jajajaja.

Así que… me puse manos a la obra. Necesitaba encontrar a mujeres migrantes. Y a eso me puse.

Desde mediados de diciembre, más o menos, hasta esta semana (me queda aún alguna entrevista por hacer la próxima semana) he estado entrevistando a un grupo de mujeres que residen en la provincia de Salamanca, y fuera de ella, para que me cuenten su visión de la migración rural.

Terminé la tercera entrevista pletórica, emocionada y con la sensación de que, si quisiera, podría escribir mi segundo libro. Pero decidí ir paso a paso y centrarme en redactar un buen artículo, publicarlo en una buena revista (si es feminista mejor) y después, ya se vería. Que aún estoy con los dolores posparto del primer libro.

Pero lo de esta semana… Lo de esta semana ya ha sido el culmen (y aún me queda por realizar una entrevista esta semana, más las de la próxima semana).

Luciérnagas en el bosque

Todas las mujeres que llevo entrevistadas son mujeres de luz. Tienen una luz especial. Como diría una de ellas, la primera a la que entrevisté, tienen un aura… que a pesar de todos los pesares, a pesar de sus vivencias regulares o malas, transmiten paz, generosidad, alegría. Pero también fuerza, entusiasmo, ganas de seguir adelante, de seguir aprendiendo, de dejarse sorprender.

Son mujeres que demuestran su generosidad, muchas de ellas, por aceptar participar en esta locura que se me pasó por la mente hace unos meses sin apenas conocerme o sin conocerme en absoluto. Por eso les estoy agradecida de corazón.

Son mujeres a las que no puedo describir sin quedarme corta. Escucharlas ha sido maravilloso. Compartir risas ante las ocurrencias, los comentarios, las vivencias, las anécdotas ha sido un bálsamo de tranquilidad. He salido de todas y cada de una de las entrevistas con un subidón tremendo, con una energía, con unas ganas de sentarme a escribir, a escribir y escribir. Pero también en la cabeza me daban vueltas y vueltas las ideas, las frases que me habían impactado más, las historias que me habían contado.

Son mujeres de luz porque la emiten sin quererlo. Porque comparten. Porque suman.

Cada una de estas mujeres es diferente, pero todas ellas son iguales a la vez. ¿Un sinsentido? No, es la realidad.

Gracias.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *