Desnuda

Este jueves pasado, día 23, se celebraba el día internacional del libro, se conmemoraba la muerte de un insigne escritor español, Miguel de Cervantes, y había que felicitar a todos aquellos llamados Jorge o Jordi. En Cataluña existe una tradición que me gusta bastante: se regala un libro y una rosa. Fantástico.
Por este motivo hoy os traigo una recomendación literaria que no se puede englobar ni en literatura juvenil ni en adulta, creo yo, pues la pueden leer tanto las personas adultas como los/as jóvenes. 

¿Qué siente una adolescente? ¿Cómo vive el primer amor? ¿Cómo hace para salir de una relación que la ahoga? ¿Cómo vive una relación basada en el amor y el miedo? ¿A quién acude? 
Jordi Sierra i Fabra escribe libros como si fueran churros (usando una expresión coloquial), lo admiro por ello. En el año 2014 salió publicado el libro titulado «Desnuda». 
Es un relato corto que se lee de forma bastante rápida, que te engancha y te cuenta, sin llegar a la morbosidad, cómo vive una adolescente una relación de amor, posesión, miedo…

Este libro lo encontré por casualidad en alguna de mis búsquedas por la red, me lo apunté para consultarlo y quedó, desafortunadamente, en el olvido hasta que una profesora, de uno de los institutos donde he impartido talleres, me lo recomendó. 

La redacción no es la original, sino que está compuesta por frases cortas donde, a veces, se mezclan las conversaciones entre los protagonistas. No hay nada que te indique qué son diálogos, qué es una mera descripción…

Considero que es una forma bastante buena, sana y elegante de hablar de la violencia de género que sufren, desgraciadamente, muchas adolescentes.
Es un libro muy muy recomendable tanto para la juventud como para las personas adultas. Leyéndolo, nos podemos dar cuenta del calvario en el que viven aquellas mujeres que son maltratadas, de una forma u otra, por sus parejas, ya tengan 15, 20, 30 ó 60 años. 
La violencia de género no entiende ni de edad ni de clase social ni cultural. Pero, desgraciadamente, es muy preocupante lo que se vive y se ve en la adolescencia en la actualidad. Muchas noticias aparecen en las redes sociales hablando de la vuelta al machismo, casi radical, en las nuevas generaciones, de cómo las chicas consideran que el control y el dominio por parte de su pareja es una muestra de amor y que los celos son algo bueno que enriquece la relación de pareja. 
Todo esto no sólo lo leo por la red, sino que lo veo, casi a diario, en los distintos institutos en los que he estado. Es decir, no hablo por hablar.

Os dejo el enlace del post que escribí hace unas semanas donde os traía la entrevista que me hicieron en Salamancartvaldia (diario digital salmantino) a raíz del estudio publicado por el Gobierno sobre la violencia en los adolescentes.

De nuevo el Gobierno ha realizado una campaña, que estará presente hasta el 7 de mayo (si no me falla la memoria), teniendo como protagonistas a las adolescentes. En ella se las anima a que dejen las relaciones que las ahogan, las meten en cárceles metafóricas y que lo cuenten, porque, en muchas ocasiones, contarlo es el inicio para salir de esa calle que parece que no tiene salida.
En el enlace que pongo a continuación os dejo el vídeo que han creado para la mencionada campaña.
 

Ser madre, mujer, esposa-compañera, …¿Soy una mala madre?

Llevo una temporada pensando en la difícil faceta de ser madre. Y de pronto, mientras revisaba el facebook, veo el artículo publicado en El País que se titula: «el síndrome de la mala madre». Y pienso, «leches, esto me viene que ni pintado».
Esto de estar ocupada las 24 horas del día, de estar pendiente de todo el mundo y de todo, de dejar de lado lo que realmente quieres hacer por complacer y por ser «buena hija, buena hermana, buena amiga, buena mujer, buena madre, buena conocida, buena estudiante, buena trabajadora…» es demasiado cansado. Y, por supuesto, siempre perfecta. Y claro, llega un punto en el que te planteas si realmente eres buena en algo.
Las mujeres, debido a los estereotipos y los roles de género que llevan existiendo y torturándonos, tanto a hombres como a mujeres (que conste), durante siglos, tenemos interiorizada la idea de que tenemos mil manos y tenemos que estar en mil sitios para ser, lo que se dice, una buena mujer. 
Esta imagen la he usado con adolescentes en mis talleres y han sabido captar exactamente el significado de la imagen (sin explicar, ahora mismo, en profundidad, en qué consistía la dinámica). En ocasiones parecemos un pulpo, con 8 tentáculos, o más, para hacer todas las tareas «para las que hemos nacido» por ser mujer (Os invito a que veáis la película: La sonrisa de Mona Lisa sobre los roles de género. Un pequeño fragmento lo encontráis en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=JRgZKEgD24U).
Cuando tienes hijos/as, la cosa se complica. O por lo menos para mí. Sacas tiempo, fuerzas, ánimos y de todo para estar a su lado en cualquier momento de su vida. Te vuelves a sacar el Graduado Escolar, la ESO o aquello para incentivarle, apoyarle y comprender. Aunque estés agotada, aunque hayas tenido un día de perros (¿por qué se usa esta expresión?), aunque lo que realmente te apetezca es meterte en la cama, enroscarte y que termine el día. Pues nada. Eres madre, eres mujer, no tienes opción. Apechuga, respira hondo y no pierdas los papeles.

Pero claro, eso de no perder los papeles, en muchas ocasiones, no es sencillo. Y se pierden. Y es entonces cuando piensas que algo haces mal. Que no estás haciendo las cosas como se tienen que hacer, que en algo estás fallando. Por supuesto, la culpa es tuya. Si tu hijo/a no es feliz (o eso piensas), está pasando un mal momento por su revolución hormonal o porque le toca, que no es buen/a estudiante, que está de capa caída, que las amistades le/la defrauden… Suma y sigue. Todo esto se convierte en algo tuyo. Tan tuyo, que sufres y te culpas porque no estás como debieras estar, porque no sabes cómo echarle una mano, cómo hacerle ver que puede confiar en ti y contarte sus preocupaciones, que estás ahí, a su lado, de forma incondicional, para ayudarle/la. Porque la perfecta mujer y madre sabe en todo momento qué tiene que hacer, que decir… y tú no. ¿En qué estás fallando?
No nos damos cuenta que no somos perfectas. Que la realidad es que no llegamos a todo ni a todos, que necesitamos momentos para nosotras mismas. No somos conscientes que nuestros/as hijos/as tienen que equivocarse para aprender y que nosotras, únicamente, tenemos que dejarles hacer y estar a su lado para ayudarles a levantarse y continuar. ¡NO SOMOS PERFECTAS! Necesitamos nuestro espacio (¿Habéis visto Dirty Dancing? Ya lo decía Patrick: «tu espacio, mi espacio»).

Os dejo el enlace al artículo publicado en El País. Yo me lo releeré cuando me entre el bajón como madre, como mujer,…

http://elpais.com/elpais/2015/02/27/eps/1425053577_221825.html

Y si somos «igualitaristas»…

El sábado pasado, 8 de marzo, se conmemoró el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. 

Resulta extraño que, con la historia que existe detrás, haya gente que se dedique a decirnos a las mujeres:»¡Feliz día de la mujer!» o «¿Por qué no hay un día del hombre?» o, como ha hecho algún adolescente que otro, felicite a su profesora porque como es mujer y será madre, pues «feliz día».
Pero, ¿realmente sabemos qué sucedió un 8 de marzo? ¿Conocemos el motivo por el cual se eligió este día, y no otro, para celebrar el día internacional de la mujer?
A través del siguiente poema se explica:
Un día 8 de marzo
hace muchos años ya,
fue en un taller textil
Boston era la ciudad.
Mujeres reivindicaban
horario y justo salario,
la tela malva colgaba
de las barras del telar.
La impaciencia del patrono
mandó incendiar el local.
El fuego cerró sus bocas
y aquel grupo de mujeres
no volvió a opinar.
Como seña de este hecho
algo quedó en el local, 
el trozo de tela malva
que colgaba del telar.
Desde entonces las mujeres
recuerdan este día ya,
para reinvindicar su causa, 
derechos, libertades y trabajo en igualdad.
(Josefa Casanova, «Cambiemos la historia. Canarias. 
Material didáctico para trabajar la igualdad).
Se trata de una conmemoración, no es una celebración festiva. Consiste en un recordatorio para que, desgraciadamente, no se nos olvide que tenemos que seguir trabajando todos los días del año, para lograr la igualdad entre los hombres y las mujeres. Porque esta lucha no se debe quedar en un sólo día.

Determinadas personas pueden pensar que esta celebración se la inventaron las feministas para reivindicar el lugar superior de la mujer por encima del hombre. Pero se encuentran muy equivocadas.
Hablando ayer con adolescentes sobre la diferencia entre machismo y feminismo, hubo un chico que dijo algo que me llegó, porque tiene toda la razón del mundo, en mi opinión. Les explicaba que el machismo es una corriente que aboga por la superioridad del hombre por encima de la mujer (a grandes rasgos) y que, por el contrario, el feminismo es una corriente, o movimiento político creado en los años 60, que lucha por conseguir la igualdad entre los hombres y las mujeres, desechando las diferencias marcadas por los roles y estereotipos de género. El chico me dijo que, entonces, el feminismo no se debería llamar así, porque por el nombre parece que está refiriéndose a la superioridad de la mujer; que quizás sería mejor llamarlo «igualitarismo». Yo le contesté que tenía toda la razón.
Creo que lo importante es ir descartando todas aquellas muestras de machismo que aún hoy, en el siglo XXI, siguen existiendo. 
En el blog Las 3 calaveras enumeran una serie de comentarios, actitudes y aptitudes que demuestran que una persona es machista sin saberlo. Os animo a que lo leáis.

http://1blog3calaveras.com/eres-machista-y-no-lo-sabes/

En estos días (desde el domingo concretamente), la sociedad, o por lo menos yo, estoy esperando la reacción de los dirigentes (sí, porque la inmensa mayoría son hombres)tras la emisión del programa de Salvados que contaba la historia de la Capitana (en la actualidad Comandante) Zaida Cantera. 
Fue una historia que me estremeció completamente. Tengo que reconocer que lloré de rabia ante tanta impunidad, tanta dejadez, tanto sufrimiento, tanto machismo y pasotismo.
En el siguiente enlace se puede ver parte del vídeo (creo que no es completo) del programa del día 8 de marzo: 
Quizás podría dedicar un post únicamente a hablar de Zaida y de su caso. No lo descarto, la verdad.
Os traigo un ejemplo del machismo sutil, de los micromachismos que aún existen en una sociedad avanzada, presuntamente, como la nuestra, la española, que se ha podido ver esta mañana en la sesión de control al Gobierno. Se estaban pidiendo explicaciones a nuestro Ministro de Defensa en relación al caso de Zaida Cantera. La contestación de este hombre no tiene despercidio. Una muestra más de que la igualdad entre hombres y mujeres sólo se encuentra, de momento, en el papel y que no se hace realidad. Una muestra de que es más cómodo seguir mirando hacia otro lado y lanzar la piedra y criticar y acusar a otras personas, en lugar de dar la cara y reconocer que se hizo rematadamente mal.

http://politica.elpais.com/politica/2015/03/11/actualidad/1426067482_853577.html

La fiesta

En el mes de diciembre tuve la suerte de disfrutar de una pequeña obra de microteatro en La Malhablada (calle Meléndez, Salamanca). Obra escrita y protagonizada por Roberto García Encinas, un gran dramaturgo, director de teatro, profesor y, quiero pensar, que un amigo en ciernes.
Él me dijo en su momento: «Tienes que venir a verla, estoy seguro que te gustará». Y se equivocó. No me gustó, me encantó, me conmovió, me removió por dentro tanto…
Es una obra de teatro que da un giro inesperado, que te mantiene en tensión, que te estremece, que te deja petrificada, pero, al final, te arranca un aplauso eterno, emotivo, emocionado y sincero.
No voy a contar su contenido porque espero que se pueda volver a ver pronto y que sea un proyecto que se desarrolle porque realmente se lo merece.
No perdáis la oportunidad de visitar La Malhablada y de ver las obras que escriba y/o protagonice Roberto, porque merece la pena de verdad.

Entrevista

Hoy os traigo, ya que se me había olvidado hacerlo antes, la entrevista que me hicieron para el periódico digital salmantino «salamancartvaldia» tras la publicación del estudio sobre la mentalidad machista de los/as adolescentes realizado por el Gobierno.
La entrevista me la hicieron como miembro de la asociación ADAVAS Salamanca y por ser la persona responsable de la sensibilización y participación en institutos y colegios.

De antemano pido disculpas por algunos errores que posteriormente he visto. Es lo malo de las prisas.
Espero que os guste.

http://salamancartvaldia.es/not/69125/la-mentalidad-machista-de-los-adolescentes-una-realidad-en-aumento/

Feminismo

Recuerdo que el año pasado, al leer las valoraciones realizadas por los jóvenes (sí, en masculino, porque sé que eran chicos) de un instituto de un pueblo de Salamanca, no pude por menos que echarme a reír.
Resulta que habían castigado a un grupo de alumnos (sí, chicos) porque se habían portado «estupendamente» y me echaban la culpa a mí, ya que yo les había echado la bronca por insultar a un compañero y, claro, seguro que se lo había contado a la jefa de estudios.
Su forma de mostrar su enfado hacía mí fue tachándome de «feminista» cuando valoraron mi taller y cuando me valoraron a mí. ¡Cómo si llamarme feminista fuera un insulto!
Sí, puede que sea FEMINISTA, pero a mucha honra. A mí me ha pasado como a tanta y tanta gente que huía de este término pensando que era algo sólo relacionado con las «marimachos», lesbianas y cualquier persona que pensara que la mujer tenía que encontrarse en una posición superior a la del hombre.
¡Qué equivocada estaba! 

Cuando me dicen o me preguntan que si soy feminista les tengo que contestar que sí, por supuesto; porque, después de darle vueltas y vueltas a la cuestión, después de leer, de analizar, de criticar y reflexionar, me he dado cuenta que las feministas somos aquellas personas (hombres y mujeres, que conste) que luchamos por lograr un mundo donde la igualdad entre ambos sexos sea efectiva y real, no algo que sólo quede reflejado en las letras que se encargan de dar forma a una ley, plan, instrucción o norma. 

Es un error equiparar machismo con feminismo, pensando que buscan lograr lo mismo, pero cambiando de protagonista.


Hace unos meses leía el artículo que comparto a continuación sobre lecciones feministas que podemos transmitir a nuestras hijas y a nuestros hijos. No se trata de dar más valor o ensalzar a la mujer o al hombre, consiste en que haya respeto, en que nos tratemos como iguales, sin que una parte domine a la otra. 

http://www.huffingtonpost.es/christine-organ/25-lecciones-feministas_b_6056940.html

Es triste leer como una organización como Intermón Oxfam nos dice que tardaremos 75 años en lograr la igualdad efectiva y real entre hombres y mujeres. ¿Sólo 75 años? Al paso que vamos, yo creo que, desgraciadamante tardaremos más.