Interseccionalidad

En el 2018, justo un año después de defender la #malditatesis, se me presentó la oportunidad de realizar un curso, subvencionado (en parte) por la Comunidad de Madrid, sobre violencia sexual en el ámbito laboral. El lugar de celebración era la Universidad Rey Juan Carlos.

La verdad es que fueron 4 meses de viajes a Madrid para asistir a las clases, de agobios para presentar trabajos medianamente decentes, conflictos con las exigencias académicas, mini-debates, charlas, aprendizaje… Pero, lo mejor de todo fue el grupo de mujeres que conectamos y que seguimos en contacto para pasarnos información, ofertas laborales, etc.

En este curso, entre otras cosas buenas como volver a escuchar a Nuria Varela o Ana de Miguel, aprendí el significado de «interseccionalidad».

Quien acuñó este término fue Kimberlé Williams Crenshaw en 1989, definiéndolo como “el fenómeno por el cual cada individuo sufre opresión u ostenta privilegio en base a su pertenencia a múltiples categorías sociales”. 

Si consultamos la revista AWID, nos define la interseccionalidad como una herramienta analítica para estudiar, entender y responder a las maneras en que el género se cruza con otras identidades y cómo estos cruces contribuyen a experiencias únicas de opresión y privilegio.

Por tanto, el análisis basado en la interseccionalidad tiene como objetivo revelar las variadas identidades, exponer los diferentes tipos de discriminación y desventaja que se dan como consecuencia de la combinación de identidades.

https://www.awid.org/sites/default/files/atoms/files/nterseccionalidad_-_una_herramienta_para_la_justicia_de_genero_y_la_justicia_economica.pdf

Yo lo resumo de una manera más sencilla para que sea entendido: todas las personas estamos compuestas por diferentes circunstancias, características que nos definen, que nos hacen actuar de una manera u otra. Estas diferentes características y circunstancias hay que tenerlas en cuenta.

Un hombrecillo de 6 años ha dicho que todas las personas somos iguales aunque somos diferentes. (Diego)

El mundo está lleno de diversidad que enriquece.

Ayer tuve la suerte de «unir» dos países separados por kilómetros y por un océano. Impartí una charla-conferencia a la Coletiva Nísia Floresta de Natal de Rio Grande do Norte (Brasil).

Esta charla-conferencia es el claro ejemplo de lo positivo que tienen las redes sociales. Como a través de ellas pueden surgir cosas bonitas, a pesar del Covid-19; como las personas, en este caso grandes mujeres, se pueden unir y hacer actividades que conlleven aprendizaje mutuo, escucha activa, empatía, sororidad, todo ello con un objetivo común que es la lucha por los derechos de todas las mujeres y acabar con la violencia de género en todas sus expresiones.

En esta charla hablé de mi libro «Revictimizadas: migrantes y víctimas de violencia de género». Expuse cómo las mujeres migrantes en España son revictmizadas por el hecho de ser mujeres, migrantes, víctimas de violencia de género y, en algunos casos, por encontrarse en España en situación administrativa irregular.

Aunque ellas me dicen que contar conmigo es un honor, lo cierto es que yo estoy tremendamente agradecida porque me acojan en su Colectiva, que me den la oportunidad de unir dos culturas, de seguir aprendiendo de las mujeres latinoamericanas, de escuchar sus vivencias y experiencias y de buscar caminos para trabajar en red y de estudiar e implantar herramientas para fomentar la igualdad y acabar con la violencia de género en todas su formas.

Creo que podemos hacer cosas muy interesantes desde la Coordinación de Interseccionalidad y Diversidad (que yo coordinaré) y el resto de coordinaciones que tiene la Colectiva. La unión entre ambos países ya es un hecho. No dejéis de leerme porque avisaré.

¡VAMOS JUNTAS!

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