Meditación

Con este pequeño vídeo aprenderemos a meditar en un minuto. ¡Sí! No necesitas más tiempo. Aprende a desconectar para relajarte, para evadirte, para ver las cosas desde otra perspectiva, para recargar las pilas… medita en un minuto, deja la mente en blanco y, cuando vuelvas, verás las cosas desde otro ángulo.
Aprendamos a desconectar para poder ser capaces de relajarnos y ser conscientes de nosotros/as mismos/as, de nuestras inquietudes, de la llamada de nuestro cuerpo.
Párate y medita.

Experimento sociológico

Este vídeo no ha dejado indiferente a nadie. Hasta en el teledario ha salido. 
Se trata de un experimento sociológico realizado en Reino Unido. En él se producen dos situaciones vividas por una misma pareja: agresiones a la mujer y agresiones al hombre. Las reacciones de la gente son distintas, pero, ¿por qué? ¿Son injustas? 
No voy a decir nada más, no voy a dar mi opinión, simplemente lo dejo ahí para que penséis, reflexionéis y, si queréis, expreséis vuestra opinión.
Sólo diré que el concepto que se baraja sobre «violencia doméstica», según la definición que manejamos, no es el correcto. 
Y, por supuesto, la «violencia es violencia», da igual quien la realice, donde se realice y bajo que circunstancias. Ningún tipo de violencia es justificable.

Publicidad sexista

La publicidad siempre está en tela de juicio. El «todo vale» ya se está empezando a cuestionar y se critica el uso que se hace del cuerpo de la mujer para vender los productos. 
A continuación comparto un reportaje que apareció en TVE sobre el machismo en la publicidad.
 

http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/machismo-se-vuelve-mas-sutil-pero-mensajes-sexistas-perduran/2262531/

Para terminar, un fragmento de la película «La sonrisa de Mona Lisa», bajo el título «el papel para el que habéis nacido».
Analicemos y reflexionemos sobre el papel que queremos desempeñar. 

https://www.youtube.com/watch?v=JRgZKEgD24U

«Las gafas de la igualdad»

Ayer leí este artículo en el blog que me pareció muy interesante. Os animo a lo que lo leáis y penséis, reflexionéis. Poneros vuestras gafas de la igualdad para descubrir dónde, cuándo y quién lucha porque las personas seamos iguales.
De este mismo modo lo hace Carlota en su diario violeta, como ya os comentaba en otro post:
http://conseguiremoslaluna.tformas.com/2014/02/todas-las-personas-que-me-conocen-saben.html 

A continuación os dejo el enlace para que leáis el artículo «las gafas de la igualdad»

http://blogs.20minutos.es/mas-de-la-mitad/2014/05/29/las-gafas-de-la-igualdad/ 

¡¡Feliz lectura!!! Buen fin de semana.

Decisiones

No me considero una coach, sino una persona que ha vivido ciertas experiencias a lo largo de su vida que han hecho que adquiera determinados saberes, por llamarlo de alguna manera. 
Las conversaciones con personas desconocidas que después se convierten en conocidas y amigas, la lectura de los libros de «autoayuda» (denominación que no me gusta, ya que pienso que cualquier libro, leído en el momento oportuno, te puede ayudar en tu vida), las propias experiencias buenas y malas que posteriormente analizas y estudias y desgranas, los buenos y los malos consejos de tu familia y amistades,… todo ello hace que tenga capacidad para salir adelante, para seguir luchando, que tenga lo que se llama «resiliencia».

Hace unos días, una persona cercana, que no está viviendo un buen momento, me pidió consejo y yo, más o menos, le dije lo siguiente:

Las decisiones hay que tomarlas, no por postergarlas en el tiempo las cosas se solucionarán o se «desharán» solas. Espero equivocarme, pero cuanto más esperes peor serán las cosas, además, más difícil se te hará romper la situación/relación.
No digo que tomar decisiones sea fácil. Siempre se busca el apoyo de gente del entorno más cercano para hacerlo; se busca la confianza que estas personas pueden darte para asegurarte de que lo que haces es lo correcto o está bien. Pero piensa que lo que es bueno para ti, en muchas ocasiones, no es bueno para otras personas o no es lo correcto para otras.
Me ha costado darme cuenta, pero lo he hecho, y cada vez estoy más convencida de que lo importante y lo principal es ser «egoísta», en el sentido de estar bien «yo misma» y después mirar por los demás. Si «yo» estoy bien, haré que la gente de mi entorno lo esté. No se puede estar viviendo una «mentira» o una situación desagradable por el mero hecho de «el qué dirán», «cómo le voy a hacer esto a Fulatino o a mi familia» o por el miedo al futuro/a lo desconocido. Si no arriesgamos no tenemos, y si no tenemos, estaremos mal y soñando en un futuro mejor sin hacer nada por conseguirlo. La «luna» se consigue luchando y viviendo el día, trabajando para llegar a alcanzarla. Si no se lucha, si no se trabaja, siempre estarás en el mismo lugar y nunca avanzarás. 
Preocúpate de ti misma, de estar bien, de vivir coño, que la vida es corta (aunque suene a tópico) que la vida de cada persona es de cada una y que nadie la va a vivir por ti.

De todo se aprende, de lo bueno y de lo malo. Hasta las cosas negativas tienen su punto positivo, lo sé por experiencia. Siempre hay que buscar lo positivo porque es lo que te ayudará a seguir adelante. Hay que valerse por una misma, pero también hay que saber pedir ayuda y saber a quién pedirla.
Este momento ha pasado. Hay que sacar lo bueno de esta experiencia: sabes cómo quieres vivir tu vida, qué te hac sentir bien y feliz y qué no quieres a tu lado. 

Hay personas por las que vale la pena «perder» el tiempo. Pero otras personas, por el contrario, son muy tóxicas y es mejor apartarlas de nuestro lado para que nuestra salud no se resienta.

La visualización

La verdad, no es por echarme flores, pero cuando me pongo a preparar talleres, de cualquier tipo, no sólo para las chicas de Generando Igualdad, necesito muuuucho tiempo para buscar el material, seleccionar el que creo que me vendrá mejor para lo que quiero trabajar, organizar la sesión, los tiempos,…

Entre esas búsquedas, descubrí los cuentos de Jorge Bucay. Podremos estar de acuerdo o no en su método, pero no podemos negar el poder de los cuentos (como ya he dicho, creo, en otras ocasiones). 

Este cuento lo he usado en mi último taller «Somos reinas» para hablar de las capacidades de cada persona, en los impedimentos que tenemos y/o que nos ponemos, en la necesidad de intentarlo, intentarlo y volver a intentarlo cuando pensamos que ya no seremos capaz de sacarlo adelante.

Hay un dicho que dice: «el que la sigue, la consigue«. Pues eso debemos hacer a lo largo de toda nuestra vida, seguir y seguir hasta que consigamos aquello que queremos. En mi caso, por ejemplo, «la luna».

Porque nadie nos puede decir que no podemos antes de intentarlo al menos.

EL ELEFANTE ENCADENADO (Jorge Bucay)
Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me
gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la
atención el elefante que, como más tarde supe, era también el animal
preferido por otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala
de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales… Pero después de
su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante
siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que
aprisionaba una de sus patas.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos
centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un
animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la
estaca y huir.
El misterio sigue pareciéndome evidente.
¿Qué lo sujeta entonces?
¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté
entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó
que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: «Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?».
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo, olvidé el misterio del
elefante y la estaca, y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían
hecho esa pregunta alguna vez.
Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio
como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era
muy, muy pequeño.
Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de
que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus
esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.
Imaginé que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro…
Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a
su destino.
Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no
puede.
Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.
Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza…
Todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de
estacas que nos restan libertad. Vivimos pensando que «no podemos» hacer montones de
cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo, cuando éramos pequeños, lo intentamos y no
lo conseguimos. Hicimos entonces lo mismo que el elefante, y grabamos en nuestra memoria
este mensaje: No puedo, no puedo y nunca podré.
Hemos crecido llevando ese mensaje que nos impusimos a nosostros mismos y por eso nunca
más volvimos a intentar liberarnos de la estaca. 

Acá os dejo el enlace si queréis escuchar el cuento: